Salmorejo sin pan: rojo intenso, más ligero e igual de delicioso que el cordobés

Antes de que empieces a leer esta receta, espera, porque no quiero que te dé un patatús. Prefiero avisarte y decirte que, si eres de la liga de las tradiciones, esta receta no es para ti. Lleva los ingredientes básicos, sí, pero, entre otras cosas, no están integrados en el orden que mandan las antiguas usanzas y bla, bla, bla…

Soy una enamorada del tomate. Me da igual cómo esté preparado, porque me gusta de cualquier manera. Yo disfruto con un simple tomate troceado y aderezado con un pizco de sal marina gruesa. No pido más, aunque unas gotitas de aceite de oliva virgen extra siempre lo mejora de manera extraordinaria.

Tomate crudo, salsa de tomate, mojo de tomate, tomates asados, cualquier comida que incorpore tomates y, como no, el súmmum de cualquier preparación que incorpore este delicioso fruto de la naturaleza: el gazpacho y el salmorejo. 

El gazpacho y el salmorejo son el súmmum de las recetas con tomate

El gazpacho es refrescante y apetecible cuando las temperaturas lo demandan, pero el salmorejo es un plato a la altura de cualquier delicatessen o comida de enjundia. En mi casa no falta jamás durante el verano, pero también aparece en los frescos días de invierno, solo por el placer de disfrutar de este manjar de dioses.

Mi versión del salmorejo cordobés
Como puedes ver, este salmorejo tiene un bonito color rojo y no es tan anaranjado como los habituales. No tiene nada de malo que sea anaranjado, pero, a mí, que sea rojo, como los tomates, me gusta mucho más.

¿Fruta o verdura?

La fruta es el resultado de la fecundación de la flor de cualquier planta, mientras que la verdura es la hoja o tallo verde de una hortaliza. ¿Y entonces…? Pues el tomate es un fruto porque aparece por la fecundación de la flor de la planta llamada solanum lycopersicum o tomatera. Decimos que es un “fruto” y no una fruta, porque asociamos que esta crece en un árbol y el tomate, en un arbusto. Sin embargo, podemos decir que el tomate es un fruto o una fruta y no nos equivocaremos.

Si quieres saber más sobre esta definición, leer algo divertido y entretenido, al tiempo que ilustrativo, lee este artículo o este otro

¿Tiene el tomate tantas propiedades beneficiosas como se dice?

Las tiene. El tomate es una joya gastronómica, pero también es un pequeño medicamento para nuestra salud.

El tomate tiene poquísimas calorías, pero, ojo… El tomate frito o añadido a comidas con hidratos o grasas, deja de comportarse tan ligerito. Él no tiene la culpa, claro está; somos nosotros a los que nos va la marcha.

Es una importante fuente de minerales y vitaminas, tiene azúcares y carbohidratos. Lo que lo hace tan especial es el caroteno (se convierte en vitamina A, esencial para el ser humano ) y el licopeno, un potente antioxidante que se encuentra en alimentos como el tomate y la sandía. Mientras más maduros están los tomates, más licopeno poseen. Además, el licopeno es anticancerígeno y una ayuda para evitar las enfermedades cardiovasculares. No es broma. A medida que se investiga más sobre este compuesto, más beneficios se hallan, hasta el punto de estar intentando introducirlo con modificaciones genéticas en más alimentos.

¡Pon más tomate en tu vida!
Mi versión del salmorejo cordobés
No soy muy ortodoxa a la hora de hacer las comidas y, cuando algo me gusta mucho, intento adaptarlo a mis gustos y necesidades para que me guste aún más, como ha sucedido con el salmorejo y el gazpacho.

Mi versión del salmorejo

INGREDIENTES (6 raciones)

  • 1 kg de tomates maduros, rojos y carnosos
  • 1 trozo de pimiento rojo (3 cmx3cm)
  • 2 dientes de ajo grandes
  • 150 ml de aceite de oliva virgen extra
  • sal marina gruesa
  • huevo duro picado
  • jamón serrano cortado en cubitos o en tiras

ELABORACIÓN

1º) Lava bien los tomates, quítales el pedúnculo, córtalos en cuartos y mételos en el vaso americano o en la batidora. No los peles. Las pieles del tomate ayudarán a espesar el salmorejo sin la ayuda del pan, además de que tienen muchas propiedades beneficiosas para nuestra salud, aparte de la fibra.

2º) Añade al vaso americano el trozo de pimiento lavado, la sal y los ajos. 

3º) Tritura los tomates con el pimiento, los ajos y la sal. Intenta que quede todo bien triturado, espesito y homogéneo. Verás que el resultado es una crema espesita y roja. 

4º) Vierte el aceite en el vaso americano o batidora y bate unos 5 segundos, 10 segundos como máximo. Se trata de intentar mezclarlo bien, pero emulsionar lo mínimo, de modo que el batido potente y continuado no torne su color del rojo al naranja. 

5º) Sírvelo, si quieres, con los cachitos de huevo y jamón o con unas gotitas de aceite de oliva por encima. 

A tener en cuenta

  • Este salmorejo puede que no sea el tradicional, con el pan de telera cordobés y al que he añadido pimiento rojo para exaltar más el color de esta sopa fría e intensificar el sabor. Sin embargo, es un salmorejo. Una versión que leí hace algunos meses a una cocinera y nutricionista de la que no soy capaz de acordarme de su nombre. En cuanto lo recuerde, lo añadiré y si alguien puede intuir de quién se trata, por favor, que me lo diga, porque esta variación de la receta me ha encantado.
  • Al no llevar pan y menos aceite, es un salmorejo mucho más ligero y menos calórico, así que, si eres de los que no come salmorejo porque temen engordar, esta es tu versión. Anímate, hazlo y quizás te guste tanto como a mí.
  • El tema de triturar primero los tomates y añadir el aceite al final tiene el único objetivo de no emulsionar tanto, para que no pierda el color rojo tan lindo de los tomates. No tiene mayor importancia si prefieres triturar y batir todos los ingredientes a la vez y que el salmorejo sea anaranjado en vez de rojo. Es pura cuestión estética, aunque también se pone más cremoso al batir durante más tiempo (al introducir más aire, como pasa con cualquier mezcla). Tú decides.
  • Yo no lo cuelo para eliminar alguna pielecilla que haya podido quedar sin triturar completamente o las semillas de los tomates. A mí me gusta que el tomate esté presente con todo su alimento y su poderío, pero, como todo, es cuestión de gustos y prioridades.
  • Para veganos: solo tienes que evitar el huevo y el jamón del final. Si quieres que tenga alguna gracia, puedes poner unos cubitos de pan tostado e incluso unos frutos secos (las pipas de calabaza le van muy bien).
  • Opcional para los atrevidos: añadir un par de hojas de hierbabuena, incluso de albahaca. Para mí, las hierbas frescas son siempre bienvenidas para acompañar cualquier plato con tomate. 
  • Si quieres ver más recetas con tomate, puedes ver esta bruschetta, este asado de pollo con tomatitos, la deliciosa shakshuka, la salsa arrabbiata, un mojo canario de tomate

Espero que te animes a probar esta versión. Aunque no sea la pura y tradicional, está riquísima y no olvides que es mucho más ligera. Si al final lo haces, me encantará que me cuentes el resultado o si has hecho tu propia variación.

Sano y de rechupete, como intento siempre.

Este post incluye publicidad sobre servicios y productos que yo suelo demandar y/o adquirir.

9 Comentarios

  1. F. Javier García Segura

    Tiene una pinta estupenda.

    Responder
    • Laube Leal

      Gracias, Javier. En casa somos fans del tomate en cualquier de sus facetas.
      Un besito.

      Responder
  2. Marhya

    ¡Que bueno! En casa también nos encanta el tomate. Ahora en temporada que tenemos de la huerta, es parte diaria de nuestros menús. No dejaré que termine la temporada sin probarlo.
    Besos.

    Responder
  3. anamelm

    Pimiento… vaya! También puede funcionar. Yo lo hago sin pan en dos versiones: con manzana granny smith (ácida, que no endulce) o con un huevo crudo añadido al robot de cocina al final. El huevo parecerá una locura, pero funciona, y emulsiona el salmorejo de modo que queda espeso y con una textura brutal. Y sin pan, claro!

    Responder
    • Laube Leal

      A mí me vuelve loca el toque del pimiento, así que no renuncio a él, aunque la receta original no lo lleve. Y me ha encantado lo del huevo duro en la propia mezcla. Eso cae en mi próximo salmorejo, sí o sí.

      ¿Ves? Por eso me encanta compartir en Internet, porque siempre aparecen ideas como esta tuya.

      Gracias, Ana. Muacccc

      Responder
  4. Patricia Blanco Budia

    Me encanta!!!! Perfecto para cuidar la línea aunque la verdad cuando tomo salmorejo sé dónde me estoy metiendo jajaja!!! A mí también me gusta mucho el tomate, ¡qué pena que cada vez saben menos a tomate!
    A lo mejor el otro día te dio la sensación de que no me gusta innovar y cambiar recetas pero qué va! Me encanta!!! Un salmorejo sin pan me parece perfecto, pero que pongan “gazpacho de aguacate y pepino” ya me suena peor
    Una delicia meterse en tu cocina. Besitos guapetona.

    Responder
  5. Juna

    Qué rico, me gusta este salmorejo diferente…lo haré seguro.
    La ventaja de vivir rodeada de huerta es que lo tomate son muy ricos y saben a tomate…así que se me hace la boca agua de pensar el sabor tan bueno.
    Gracias, un besito.

    Responder
  6. Mina Ortiz

    Me la llevo a mi cocina!!!
    Probaré con frutos secos un día, con hierbas aromáticas otro y, con huevo y jamón también.

    Ya me dirás de dónde es el plato que me encanta…

    Delicioso ❤️

    Responder
  7. Palmira

    En casa tampoco faltan las sopas frías con tomate en verano, son los tomates quienen mandan: cuando dejan de ser sabrosos, nos despedimos hasta la próxima temporada.
    Tampoco suelo añadirle pan por temas de mantener la dieta y le pongo calabacín para espesar pero probaré con pimiento rojo pronto.
    El color del salmorejo me ha gustado pero el bol me ha enamorado!!!
    Besos,
    Palmira

    Responder

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