En ocasiones anteriores hemos hablado de cómo es el post perfecto y también de cómo debería ser el párrafo perfecto. Pues bien, hoy te contaré cuál es el proceso para poder construir ese superpost. Si sigues una serie de pasos y los das en un orden lógico, los problemas para escribir las entradas en tu blog serán cosa del pasado.
Hay personas que me cuentan que, cuando se sientan para escribir la receta de su blog de cocina o el consejo semanal en su blog de moda, les sobreviene el bloqueo. Un nubarrón se coloca sobre sus cabezas y la hoja en blanco del editor de texto se les aparece hasta en sueños. En estos casos, ese bloqueo puede ser debido a la falta de ideas (pincha aquí para leer mi post de cómo buscar ideas sobre las que escribir), a la sensación de no saber cómo plasmarlas (te recomiendo leer mi artículo sobre cómo escribir un post perfecto) o a que no terminamos de entender por dónde empezar. En este último problema nos centraremos en la entrada de hoy. ¿Me acompañas?
SIMPLEMENTE ESCRIBE TU POST
Cuando tienes las ideas sobre las que escribir y estas fluyen de manera sencilla, escríbelas dejando que tu intuición te guíe. No seas estricto contigo mismo y permite que todo lo que tienes almacenado en tu cabeza salga de la manera más natural posible. ¿Recuerdas mi artículo “Escribe de manera natural“? Pues no te pongas cortapisas y simplemente di lo que quieres decir.
Puede parecerte una perogrullada, pero a menudo somos nosotros mismos los que la liamos. En la mayor parte de los artículos que no se entienden sobrevuela la necesidad de parecer lo que no somos. ¿No me crees? Cuando estamos redactando y empezamos a escribir y borrar de manera casi compulsiva, no estamos siendo naturales. Puede deberse, por un lado, a que queremos que nuestra idea encaje en la norma socialmente aceptada y que no moleste a nadie o, por otro lado, a que deseamos expresarla de tal manera que parezcamos listos, divertidos, sagaces… En ambos casos, nos estamos limitando y autocensurando. Nos estamos diciendo que no lo hacemos bien y, para mí, es un error. ¡Y de bulto!
En muchísimas ocasiones, estando presente ante una persona que escribe, percibo una autocensura. Incluso puedo decir que conozco a personas que se expresan verbalmente con soltura y bastante corrección y, sin embargo, cuando escriben, les domina una suerte de “Inquisición“. Escriben y corrigen y, al final, no se entiende lo que quieren contar, porque lo han convertido en un texto enrevesado y lleno de agujeros negros. Si esto te sucede, sigue mi consejo y escribe sin corregirte. Escríbelo todo de un tirón. Vomita tus ideas sin pararte a analizar absolutamente nada. Ya te pararás a corregir, a estructurar y a revisar mas adelante.
ESTRUCTURA
Una vez hayas plasmado todas tus ideas por escrito, toca sentarse a estructurarlas. Recuerda que deben aparecer de mayor a menor importancia, porque solemos leer un post escaneando en forma de “F” mayúscula o haciendo una especie de pirámide invertida. Aunque no te hayas percatado de ello, es así como leemos cuando vamos con prisas y no lo hago yo o el vecino del quinto. Lo hacemos la gran generalidad de las personas.
Salvo supuestos concretos en los que uno puede saltarse las normas, todo artículo requiere una estructura que ayude al lector a entenderlo. Recuerda para qué y para quién escribes. Te remito a la entrada del post perfecto en el que te cuento más sobre la necesidad de ordenar todas las ideas estupendas que has escrito. Es muy importante que tu diseño responda a un título, introducción, contenido y conclusión y que esas partes cumplan con su función comunicadora.
SIMPLIFICA
Simplificar es una virtud en muchos casos, pero no en todos. Se dice que lo bueno, si breve, dos veces bueno, pero yo no siempre coincido con este refrán de Baltasar Gracián.
Si con simplificar reduces el contenido accesorio, todo aquel que no sirve para comprender tu texto, simplifica. Pero, si simplificando dejas de hacerte entender, eliminas ejemplos que ayudan a los lectores a acceder a tu mensaje y simplemente recortas para abreviar a toda costa, rotundamente no. Quizás deberías echar un vistazo a mi artículo “Post largo o post corto”.
Desde mi punto de vista, hay temáticas y estilos de posts que requieren la brevedad, pero otros, exigen explicaciones complejas que son imposibles de sintetizar en dos párrafos. Así pues, simplifica solo si es posible. No hagas de este concepto la única meta de un post.
DECORA
Una vez has escrito, estructurado y simplificado tu post, llega la hora de embellecer lo que has escrito. En mi artículo sobre el “superpost” hablo de estos adornos en el apartado dedicado al contenido, señalando la necesidad de recurrir a las imágenes, a los enlaces, a los títulos y subtítulos, al uso de la negrita y la cursiva, etc. Emplea todos los recursos que tengas a tu alcance para hacer que tu entrada se entienda a las mil maravillas, pero también para gustarle al SEO.
INTRODUCE TU ESTILO
En algunas ocasiones he leído artículos que consideran negativo que se aprecie el estilo personal del autor e insisten en la necesidad de ser objetivos en todo tipo de texto. Sinceramente creo que la objetividad está sobrevalorada. ¡Qué sería del lenguaje literario o poético con tanta objetividad! Somos seres humanos y una de nuestras características más esenciales es nuestra subjetividad. Cada uno de nosotros somos individuos únicos y ansiamos que se nos valore como tales.
En este sentido, adorna tu entrada con tus propias expresiones y tus estructuras verbales siempre que sean correctas. Está bien hacer algún chascarrillo, pero que ello no enmascare el objetivo de tu post, ni lo vulgarice hasta límites poco estéticos. Sé tú mismo en todo momento, pues quienes te leen, probablemente lo hagan porque tú les aportas algo diferente a los demás. Que nadie te diga que las pinceladas personales están fuera de lugar en un post, porque lo único que esa persona persigue es que tú no destaques, probablemente para hacerlo él.
REVISA
No me cansaré de decir que, cuando tenemos un blog, una web o cualquier espacio para comunicarnos con los demás, debemos ser muy detallistas y perfeccionistas. Podemos errar al hablar, pero debemos evitarlo al escribir, especialmente cuando disponemos de tiempo y de todos los recursos a nuestro alcance.
Hay que leer el post antes de publicarlo. A menudo funciona leerlo en voz alta, porque, cuando lo hacemos con los ojos, salvo que tengas mucha práctica, nos saltamos concordancias, estructuras, etc. Si al leer tu entrada, una oración te suena rara, no sigas a la siguiente. Con casi total seguridad, esa frase está mal escrita o sobra.
No es admisible escribir faltas de ortografía en un post, porque todos tenemos editores con correctores ortográficos. No hay excusas. Tampoco podemos permitirnos incurrir en errores tipográficos, porque por eso debemos revisar nuestro artículo antes de publicarlo. Si aún así, te percatas del error a posteriori de haberlo publicado, no seas vago: edita y corrige. Somos humanos, pero podemos evitar ser negligentes.
[icons size=’fa-2x’ custom_size=” icon=’fa-binoculars’ type=’normal’ position=” border=’no’ border_color=” icon_color=” background_color=” margin=” icon_animation=” icon_animation_delay=” link=” target=’_self’] Mi conclusión: escribe de manera natural, estructura y elimina lo inservible, decora tu post, dótalo de tu propio estilo y jamás olvides revisarlo antes de publicarlo.
Yo también soy de las que escribe del tirón. Soy incapaz de estar borrando y escribiendo. Otra cosa es al terminar pero de principio tiene que ir todo seguido o no escribo nada.
Pues escribimos del mismo modo. Si un día veo que voy para alante y para atrás, paro y lo dejo para otro día. Eso es que no va.
Si no sale de un tirón una primera idea con sentido (aunque se pueda mejorar después obviamente) es que el post no merece ser publicado… O eso creo yo! Polyanna repite una expresión francesa que dice grosso modo que lo que tenemos muy claro lo expresamos con facilidad. De no ser así, mejor callarnos , Los niños saben, ¿verdad?
Besos y feliz semana!
Palmira
¡Justamente, Palmira! Sabia tu nena… Tengo un post que habla justo de lo mismo. Mientras menos vueltas damos en una explicación, más cierta y clara es. A menudo dar muchas explicaciones es síntoma de que no se dice toda la verdad o, de decirse, se oculta mucha información por razones diversas.
Gracias por pasarte, Palmira.