Los guisantes, arvejas o chícharos, como sea que las denominen en la zona donde vives, son una de esas legumbres que amas u odias. Yo, por ejemplo, las adoro, pero conozco a muchos adultos que se horrorizan con un plato de guisantes y que incluso destrozan una comida apartando todos los que contenga. Es algo de lo más extraño. ¿De qué grupo eres tú?
El guisante es una legumbre
Su nombre científico es Pisum sativum y es una planta que pertenece a la familia de las leguminosas, al igual que las habichuelas (judías verdes), las habas, las lentejas o los garbanzos. el maní o incluso la soja.
El guisante es una de las plantas cuyo consumo es más antiguo, dado que se han encontrado restos en el Neolítico. Se cree que en India fue una de las primeras zonas donde se generalizó su consumo antes de pasar a Palestina y Egipto y mucho tiempo después, a Europa. De hecho, en nuestro continente no fue de consumo humano hasta más o menos el siglo XVI, puesto que se usaba como forraje para el ganado.
¿Te gustan las arvejas o las detestas?
¡A comer chícharos!
Esta legumbre tan bonita y deliciosa tiene poca agua y muchos carbohidratos (de los buenos, de absorción lenta) en comparación con la mayor parte de las hortalizas. De hecho, su aporte energético es importante, por lo que se recomienda que forme parte de la alimentación semanal de niños y deportistas. Tiene muchas proteínas y fibra y prácticamente nada de grasa. Además, el guisante tiene muchísimos minerales y vitaminas, destacando la vitamina C y el ácido fólico, ideal para mujeres embarazadas y/o lactantes.

Frescos, secos, en conserva o congelados
Durante la temporada primaveral, cuando los guisantes están de temporada, me gusta disfrutarlos frescos, porque tienen un plus de sabor y textura. Si no lo están, siempre tengo una bolsa grande de estas legumbres congeladas. ¡Te salvan de muchos apuros!
Sea de una manera u otra, todos deberíamos introducir esta legumbre redondita y verde en nuestras comidas semanales. Para los niños y deportistas es ideal por su aporte energético y su cantidad de minerales. Para las mujeres embarazadas o madres lactantes, porque el ácido fólico que contiene les viene muy bien. Para quienes sufren insomnio o irritabilidad, los chícharos son estupendos porque tienen mucha vitamina B, perfecta para ayudar a las funciones del sistema nervioso. Si no estás en ninguno de estos grupos, come guisantes porque son muy nutritivos y están riquísimos.
Vamos a por esta receta tan sencilla, sana y de rechupete.
Ensalada tibia de guisantes con jamón
INGREDIENTES (2 personas)
- 120 g de guisantes
- 1 tomate muy maduro pelado
- 2 lonchas de un buen jamón
- 1/2 cebolla morada
- 2 huevos
- aceite de oliva virgen extra
- vinagre de jerez
- sal marina gruesa
ELABORACIÓN
1º) Escaldar los guisantes. Pon agua a hervir y añade los guisantes de 2-4 minutos máximo. Han de quedar un tanto duritos. Pásalos por agua fría para que no pierdan su precioso color verde. Resérvalos.
2º) Preparar el aliño. En un bol, vierte el vinagre de Jerez, la sal marina gruesa y el aceite. Bate con un tenedor y añade el tomate pelado y cortado en dados pequeños y la cebolla en finas medias lunas. Mezcla bien y deja que marinen un rato.
3º) Escalfa los huevos. Pon agua a calentar y sin que llegue a burbujear (hervir), remueve con una cuchara el agua para que se forme un remolino y casca el huevo en el centro. Si está fresco, el remolino agrupará la clara en torno a la yema y quedará un huevito escalfado perfecto. Si prefieres hacerlo con un saquito de film plástico, también vale. Con 3 minutos será suficiente.
4º) Montar el plato. Añade los guisantes a los tomates y cebollas aliñados y mezcla bien. Por encima, coloca el jamón cortado en tiritas y culmina con el huevo escalfado. Riega con un poquito más de aceite, si quieres, y un pizco de sal al huevo.

Ten en cuenta…
- Lo ideal es que los guisantes y el huevo estén calentitos, para que contrasten con el aliño de tomate y cebolla.
- Yo no suelo ponerle sal al huevo, porque ya la aporta el aliño y el jamón.
- Hacer esta receta no te llevará más de 15 minutos. Mientras cueces las arvejas, vas haciendo el aliño y calentando el agua para escalfar los huevos.
- Muy económica. Aunque los guisantes frescos no sean muy baratitos, la cantidad que se usa es relativamente pequeña, así que sale muy bien de precio. Lo mismo pasa con el jamón. Un buen jamón es esencial para que estos guisantes sean celestiales. Si prefieres usar arvejas congeladas, ni lo dudes, aunque te aseguro que, en este caso, hay diferencia con las frescas.
- Una comida completa. Ya sé que hay quien cree que una ensalada solo es un primer plato, pero esta receta es muy nutritiva. Una persona adulta puede estar saciada con este plato y una fruta de postre.

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Yo soy del club de los fans de guisantes, y en especial los frescos (los de lata si que no puedo con ellos :o)). Y con jamón pues todavía mucho mejor.
Además este contraste de temperaturas me parece perfecto. Yo le sumaría un trozo de pan para que no quede gota de salsita y sería la más feliz del mundo!
Besos y feliz fin de semana,
Palmira
Tú eres del club de Marc, que con pan siempre es más feliz. Los platos los deja limpitos. Y sí, el contraste de temperatura hace esta ensalada más especial. Me gustan mucho las ensaladas tibias.
Besitossssss
He descubierto tu blog hace poco y tengo unos conocidos a los que creo que les podrías ayudar con tus servicios de fotografía.
Están haciendo un cambio en la carta de su restaurante de Las Palmas así que los podré en contacto.
Un saludo y ánimos con el blog.