Cuando no tengo muchas ganas de comer algo muy elaborado, me encanta preparar una buena focaccia, acompañarla con los mejores tomates, un poco de queso canario y una buena copa de vino tinto. Soy así de simple. Con tan poca cosa me siento feliz y agradecida.
La focaccia es una especie de pan plano, ligeramente levado, típico de Italia y más concretamente de la región de Liguria. Se relaciona mucho con la pizza, pero, la focaccia es más blandita que la pizza; normalmente más consistente y más semejante al pan. Personalmente me apasiona, porque, además, la asocio con ingredientes que me gustan mucho, como el aceite de oliva virgen extra, las verduras y las hierbas frescas.
La focaccia es muy sencilla de elaborar, pero, el tiempo de leudado de la masa depende de si quieres hacer la versión rápida o tienes tiempo de sobra. Yo, en esta ocasión hice la versión “corre, corre que tengo hambre“. Si te lo puedes permitir y tienes paciencia, puedes hacer la masa el día anterior, dejarla reposar la noche en la nevera, bien tapada, sacarla al día siguiente por la mañana y dejar que se atempere en un sitio tibio y seco… Si dispones de ese tiempo, disminuye la levadura a la mitad y deja que leve con calma.
Focaccia con sal, aceite y romero
INGREDIENTES (focaccia adaptada más o menos al tamaño de una bandeja de horno y hecha sin molde)
Para la masa:
- 550 g de harina de fuerza
- 375 ml de agua
- 6 g de levadura seca
- una cucharadita de sal marina fina
- una cucharadita de miel
- 1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Por encima de la masa:
- una rama de romero fresca
- sal marina gruesa
- aceite de oliva virgen extra
ELABORACIÓN
1º) Disuelve la levadura en el agua a temperatura ambiente.
2º) Mezcla la harina y el agua con la levadura. Añade la miel, la sal y la cucharada de aceite. Integra bien todos los ingredientes y, cuando lo hayas hecho, amasa durante unos 12-15 minutos, hasta que consigas una masa fina y elástica. Pon la masa en un bol, tapa con un paño seco y colócalo en un sitio tibio y sin corrientes. Deja que leve durante 60 minutos o hasta que haya casi doblado su volumen.
3º) Desgasifica un poco la masa estirándola suavemente con los dedos y aprovecha para hacerlo sobre la bandeja del horno engrasada o cubierta con papel de hornear. Cúbrela nuevamente con un paño seco y deja que repose entre 20 y 30 minutos.
4º) Precalienta el horno a 250ºC.
5º) Con las yemas de los dedos, haz hoyitos repartidos por toda la masa. Esparce las agujas del romero fresco, añade la sal marina gruesa y vierte un poco de aceite sobre la masa (puedes incluso pintarla con aceite empleando una brocha).
6º) Hornea durante 15 minutos a 250ºC usando la función ventilador.
7º) Cuando esté doradita, sácala del horno, ponla sobre una tabla de madera y córtala en porciones.
Sin lugar a dudas, la focaccia es un pan maravilloso, fácil de preparar y que puedes acompañar con muchísimos ingredientes. En mi caso, con unas ruedas gorditas de tomate y un poco de queso de cabra, jamón y algo de fruta, tienes una comida completa y perfecta.
¡Sano y de rechupete!
Qué rica y qué vistosa! Solo con verla recuerdo el olor del horno del panadero cuando vivíamos en Italia y que salían las primeras focaccias del sábado por la mañana con la gente haciendo cola para hacerse con una…
Ainsss Laura, qué ahora se me ha antojado, no tengo remedio ;o)
Besos y feliz fin de semana,
Palmira