Cuando me preguntan por mis comidas favoritas, me cuesta elegir, porque todo depende de las circunstancias y de lo que me apetezca en ese momento. Lo que sí tengo claro es que mis preferencias pasan siempre por comidas sencillas compuestas por alimentos frescos y, a menudo, poco elaborados y en las que, normalmente, pueda usar las manos. Me gusta comer usando las manos. No sé por qué hay gente a la que le desagrada tener que tocar los alimentos al comer o al preparar la comida. Creo que esa fobia es un poco preocupante o, vaya, a mí me preocuparía. ¿No les parece que hay demasiado “bacteriofobia” últimamente? Y de lo que nos sirve…
Me encanta sentarme a comer con personas que me gustan, porque, para mí, comer es un acto de mucha confianza. Una se desnuda de alguna manera cuando comparte alimentos con otras personas y yo averiguo muchas cosas de ellas al verlas comer. No voy a entrar en detalles, pero, resumiendo, no suele gustarme la gente que arruga la nariz (entiéndeme, no es solo en sentido literal…) a la hora de comer. Los tragaldabas me inspiran mejor rollo que los que arrugan la nariz cuando se le pone cualquier plato de comida delante.
Bueno, retomando mis comidas favoritas, que me desvío de la cuestión… Prefiero unos mejillones al vapor que una espuma de bivalvos con aroma a mar. Disfruto mucho más con una pasta con ajo y guindilla que con una deconstrucción de lo que quiera que sea. Además, cada día que pasa de mi vida, me fascina más una comida simple con un buen vino y mejor compañía y, en muchos casos, la cocina italiana responde a estos criterios: alimentos de proximidad, coloridos y frescos y sin excesiva elaboración. Como esta cazuela de tallarines con mejillones…
Tallarines con mejillones
INGREDIENTES (2 personas)
- 200 g de tallarines secos
- 12 mejillones
- 400 g de tomates carnosos
- 200 ml de vino blanco seco
- 4 dientes de ajo
- 2 guindillas secas
- 1 hoja de laurel
- 3-4 rama de perejil
- los tallos de 2 cebolletas
- un trozo de pimiento rojo
- pimienta negra recién molida
- aceite de oliva virgen extra
- sal marina gruesa
- agua para cocer la pasta
ELABORACIÓN
1º) Prepara el fondo de tomate. Echa 2 cucharadas de aceite en una cazuela y añade el tomate lavado, pelado y cortado en cubos, junto con un poco de sal, pimienta negra y la hoja de laurel. Sofríelo a fuego fuerte durante 5 minutos. Luego, baja el fuego, añade el ajo y la guindilla majados con el mortero y deja que se cocine 5 minutos más. Reserva.
2º) Limpia bien las conchas de los mejillones, eliminando todas las barbas que sean posibles.
3º) Corta el pimiento rojo en cubitos, la cebolleta en aros y ten limpias y preparadas las hojas del perejil (no las cortes, déjalas enteras).
4º) Cuece la pasta durante 5 minutos en agua con sal.
5º) Mientras la pasta se va cociendo, calienta el fondo del tomate y añade el vino blanco. Deja que durante 1 minuto se evapore el alcohol, manteniendo el fuego muy alto. Incorpora la pasta sin escurrirla demasiado, remueve un poco para que la salsa la cubra y pon encima los mejillones. Tapa la cazuela y deja que se abran los mejillones, moviendo la cazuela de vez en cuando para que sus jugos se mezclen con la salsa de tomate y la pasta.
6º) Añade la cebolleta, el pimiento rojo y el perejil por encima en el momento de servir. Espolvorea un poco más de pimienta negra, según tu gusto y sirve.
A tener en cuenta
- Emplea para la receta el mismo vino blanco que vayas a servir para beber. Huye del vino dulzón y demasiado afrutado, pues arruinaría este plato. Yo usé un verdejo de Rueda, pero un Albariño o un vinho verde portugués le irían genial a esta comida maravillosa y sin pretensiones.
- Hay recetas que funcionan con un sofrito de base; es decir, tomate, cebolla y pimiento. No es el caso de esta. En esta receta el tomate forma una especie de caldo junto con el vino blanco que terminará de cocer la pasta y hará que adquiera mucho sabor. El pimiento rojo, la cebolleta y el perejil deben estar crujientes al servirse, por eso se añaden al final, a la hora de servir la pasta.
- Los tallarines deben estar al dente, así que son más digestivos y producen menos gases en el estómago.
- Este plato puede versionarse con almejas y berberechos, en cuyo caso, vigila los tiempos para que no se te pase el marisco o se te queden demasiado duros los tallarines. A mí me gusta la pasta larga con esta clase de mariscos y salsas ligeras. La pasta corta va mejor con otra clase de preparaciones.
Sano y de rechupete. ¡Siempre!
¡Que bueno! Me encanta la pasta y me encantan los mejillones. Creo que se infravaloran porque afortunadamente su precio es bajo pero son riquísimos, si costaran diez veces más les elevaban a los altares, que parece que solo se mira el precio. Además, son muy ricos en hierro y muy ligeros así que de maravilla.
Besos.
Un plato fantástico sin lugar a dudas.
El que la pasta asciutta como la llaman los Italianos es un pequeño milagro de sabor :o) a mi me gustan estos platos sencillos que no requieren más que lo necesario. Todo está en el saber prepararlos y disfrutarlos :o)
Besos,
Palmira
Una ricura y con esas fotos que haces tan bonitas, dan ganas de comérselo ya!!
Besos
Qué plato tan delicioso, me encanta! Te lo copiaré, besos