Por fin se ha acabado ese horrible año 2020 y comenzamos el 2021 con energías renovadas y esperanzas de que sea mejor que el anterior. Y, con todas esas ganas y llena de coraje, yo voy y me lanzo a la piscina con un reto que sé que me va a costar la vida: 52 semanas y 52 autorretratos.
De estar detrás a pasar delante de la cámara
Yo no he estudiado Fotografía en una escuela formal, sino que me he formado de manera autodidacta. He hecho cursos a través de Internet, he leído mucho sobre Fotografía, tanto en lo que a técnicas concierne como sobre temáticas concretas de esta rama del Arte. Y, sobre todo, he practicado. Y me he equivocado. Y enfadado. Y frustrado. Y corregido errores, aunque no todos. Y… Todos los “y” que tú quieras poner.
Yo vivo la Fotografía con mucha pasión. Me encanta hacer fotos y observar desde la atalaya que supone permanecer detrás del objetivo. Ahí me siento segura, cómoda y calentita. El riesgo es mínimo. No me expongo yo, aunque mis fotos hablen también de cómo soy yo, de lo que me gusta y me molesta. De lo que amo, con lo que sueño… Pero hace unos meses, algo cambió.
Es evidente que el 2020 nos ha azuzado a todos. Nos ha sacudido, nos ha despeinado y nos ha causado heridas. No quiero ponerme filosófica, pero supongo que, si me sigues por las redes sociales, ya me entiendes. Durante el confinamiento, leí en una publicación digital de EEUU que en algunas escuelas de Fotografía se insta a los alumnos a protagonizar sus fotos. Por un lado, se les pide ese esfuerzo para que tomen consciencia de que no es tan sencillo exponerse al objetivo y al ojo del fotógrafo. Ponerse en el lugar del otro es fundamental para ser empático en este y la mayoría de los aspectos de la vida. Por otro lado, para que sean capaces de conocerse íntimamente, para que se vean con el mismo prisma que miran a los demás y para “salir del armario”. Sí, todos deberíamos tener el valor de abrir esa puerta que mantenemos cerrada, con la parte exterior pintada de algún color pastelito, y mostrarnos tal y como somos, sin lacitos ni papel de celofán.
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Sí, todos deberíamos tener el valor de abrir esa puerta que mantenemos cerrada, con la parte exterior pintada de algún color pastelito, y mostrarnos tal y como somos, sin lacitos ni papel de celofán.
Mirar y ver más allá de la pura apariencia
Me gusta fotografiar desde niña, pero no tanto aparecer en las fotos. Participaba en alguna obra de teatro hasta que me di cuenta que me gustaba más estar entre bambalinas, dirigir, encargarme de las luces o de soplarle los textos a los actores. Soy tímida, aunque no lo parezca, pero no dejo que me venza esa emoción. La timidez es miedo y yo no soporto sentir miedo. Cuando lo tengo, busco la vía para superarlo. No me escondo. Me da rabia que una emoción me pueda. Entonces, ¿por qué nunca me he sentido cómoda delante de la cámara? Muy sencillo: quien está detrás del objetivo, te ve.
Desde que empecé a dedicarme profesionalmente a la Fotografía (incluso mucho antes), me percaté de que era capaz de ver a la persona que estaba fotografiando. Simplemente hay que estar dispuesto a mirar con el corazón, no de modo superficial. Por eso, cada vez me gustan más los retratos de personas y me importa menos que el físico que tengan no se ajuste a la belleza de cartón establecida por unos pocos gerifaltes. Voy buscando mirarlas por dentro, sin filtros. Quiero escudriñarlas y conocerlas, prendarme de cada átomo que las conforma.
En este sentido, si, como fotógrafa, quiero que la persona que retrato me abra la puerta y me deje mirar dentro de su ser, debería estar dispuesta a permitir que abran la mía y me vean a mí también. Pues, de eso trata el reto de este año 2021.
Si, como fotógrafa, quiero que la persona que retrato me abra la puerta y me deje mirar por dentro de su ser, debería estar dispuesta a permitir que abran la mía y me vean a mí también.
Mi vida cotidiana en 52 autorretratos
El reto fotográfico de 2021 va a ser muy difícil para mí. Siempre tengo la cámara en la mano, pero cuando se trata de hacerme una foto a mí misma, me surgen mil excusas. Todas muy creíbles, pero excusas al fin y al cabo. De ahí que necesite afrontar este reto. Sí, necesito este desafío fotográfico para abrir puertas y romper barreras, techos y prejuicios. Allá voy #2021en52autorretratos.
Las fotos que pretendo hacerme no son para parecer una estrella de cine. No lo conseguiría, aunque tampoco es lo que deseo. Quiero contar escenas de mi vida cotidiana mediante fotos. Mostrarme de alguna manera y darme a conocer: qué me gusta y qué no, cosas que hago, con las que sueño o si tengo un mal día. Me he propuesto hacer el story telling de mi 2021 con imágenes. Evidentemente, persigo realizar una narración fotográfica con un cierto sentido estético (el mío, claro está). Me gustaría mostrarme de manera lo más honesta posible, aunque sin caer en el exhibicionismo. Ojo, no me parece mal que alguien se exhiba, pero ese no es mi estilo.
Mirando en Pinterest (mi fuente de inspiración), me he dado cuenta de que no es fácil encontrar retratos de mujeres normales y, sobre todo, que tengan más de treinta años. De hecho, no hay muchos retratos de mujeres entre treinta y setenta años. Existen las mujeres jóvenes y las ancianas. Las demás, simplemente no existimos. Vergonzoso. Otra cosa que sirve de aliciente a mi reto.
El autorretrato
Autorretratarse no es solo hacerse una foto de la cara. El autorretrato moderno es tan amplio como uno imagine e implica planos de cerca y de lejos, de cuerpo entero o partes de este, de frente o de espaldas, con aperturas grandes o muy pequeñas, tipo estudio o en pleno exterior… Se trata de que nos hagamos fotos, de que empecemos a conocernos y de que perfeccionemos las técnicas de enfoque. Te aseguro que vamos a aprender mucho y a consolidar lo que ya sabemos.
Me he propuesto hacer el story telling de mi 2021 con imágenes.
Normas, las que tú te pongas
Al principio pensé en que las fotos fueran solo tomadas con mis cámaras, pero luego recapacité: ¿y por qué solo con la cámara? Lo cierto es que me encanta hacer fotos con el móvil, así que ¿por qué no iba a incorporarlo como herramienta en este reto? Lo que sí me he propuesto es que no sean el clásico selfie espontáneo, sino que la foto haya sido pensada antes de tomarla. Probablemente habrá alguna excepción, pero intentaré que sean pocas.
En esta clase de retos tipo #mis52autorretratos se requiere que se tome una foto cada semana. Es decir, no se trata de hacer veinte fotos el mismo día, recreando la misma escena, con la misma ropa e igual actitud. No, no es eso. Pero, repito, cada uno es dueño de sus propias normas. Yo haré #1autorretratoxsemana. Y como son 52 semanas las que tiene el año…
Además, voy a guardar algunas horas de un día concreto de la semana para estar tranquila, preparar y ejecutar mi sesión de autorretrato. La publicación de la foto será también un día determinado. Habrá alguna excepción, como, por ejemplo, la primera semana del año, algún festivo, etc.
Lo cierto es que me encanta hacer fotos con el móvil, así que ¿por qué no iba a incorporarlo como herramienta en este reto?
Tres hashtags y una etiqueta
Si quieres participar, acompañarme o hacer tu propio reto, me encantaría que lo compartieses conmigo y con el resto de los que se animen y se arrojen por este acantilado del autoconocimiento personal a través del autorretrato. Podríamos hacernos compañía y gritar vítores para animarnos los unos a los otros.
Para que podamos ver todos las fotos que subimos, he creado tres hashtags:
Si te apetece, puedes etiquetarme en tus publicaciones para que me sea más fácil ver tus estupendas fotos.
Recuerda que en Instagram soy @laubeleal.
¿Te unes a este reto? Me encantaría poder ver tus fotos, recreando momentos de tu día a día y contando cosas sobre ti.
Por cierto, feliz año 2021.
Muy valiente Lau. No me veo haciendo104 autorretratos. Ya me cuestan estos 52. Y eso que yo si estoy en esa franja de edad que dices que no es visible, vamos que la paso.
De todas formas me lo pienso.
Un beso.
Perdón, le leído 60 años y son 70. No, no la paso, ja,ja, ja….
Mi querida amiga, este es un súper reto. No solo por el hecho del autorretrato, si no por el propio reto que, me asusta. Sin embargo, voy a fijarme un día a la semana para hacerlo.
Lo voy a intentar.
Muacksss
Odiaba infinitamente hacerme fotos y solo me las hacía para documentos o trámites, y con tal de no salir en las fotos era yo quien las sacaba…
Gracias a una sesión de fotos con Laura y a un curso de posado que nos impartió con mucho cariño, aprendí a aceptarme con mis defectos, y a divertirme delante de una cámara.
También soy tímida y esto me ayuda a salir de mi zona de confort, así que me sumo al reto
Esta vez no me apunto, Laura.
Motivo principal: no tengo tiempo. En serio. No tengo tiempo.
Motivo secundario: soy feo de narices. No me gusta verme en fotos. Y menos que me vean XD
Besos