Algunos años después de la modificación sustancial de la Real Academia Española de la Lengua respecto a la ortografía de algunas palabras, estos cambios aún no han sido implementados por la mayoría de los hispanohablantes. Es más, yo diría que ni siquiera son conocidos o, al menos, no han sido interiorizados y asumidos por todos y cada uno de quienes hablamos la lengua española. Parece que los cambios cuestan…
Es cierto que solo es una recomendación, no una norma de obligadísimo cumplimiento.
La RAE recomienda que el adverbio “solo” (solamente) y los pronombres demostrativos “este”, “ese” y “aquel”, con sus respectivos femeninos y plurales no deberían tildarse y, sin embargo, se continúa manteniendo la tilde en estas palabras. Anteriormente a la reforma, era norma escribir la tilde diacrítica sobre el adverbio “solo” (solamente) para distinguirlo del adjetivo “solo” (de soledad) y en los pronombres demostrativos para distinguirlos de los adjetivos demostrativos. ¿Era realmente necesario escribir la tilde para distinguir el significado/función de dichas palabras? La respuesta es rotundamente no.
Desmontando las razones de la tilde diacrítica en el adverbio “solo” y en los pronombres demostrativos.
Por un lado, el propio contexto de la comunicación determina claramente el significado del adverbio “solo” y de los pronombres demostrativos y, por otro lado, es una evidencia que, tildando tales vocablos, la realidad se torcía, dado que la tilde diacrítica dejaba de cumplir su función fundamental: distinguir las palabras tónicas (acentuadas) de las átonas (inacentuadas) cuando son formalmente idénticas. Es decir, si se entiende claramente (y siempre se entiende) a qué se refiere el adverbio “solo” y los pronombres demostrativos y todos ellos son palabras tónicas en cualquiera de sus funciones/significados, ¿por qué habrían de tildarse? La respuesta es obvia: no hay razón para la tilde. Entonces, ¿por qué nos empeñamos en tildarlas? Por lo de siempre: nos resistimos a los cambios porque exigen un esfuerzo.
Los cambios son duros, pero son necesarios por acertados y racionales.
A todos nos ha costado muchísimo acostumbrarnos al cambio ortográfico. Yo misma he tenido que hacer un esfuerzo supremo y aún hoy me descubro corrigiendo y eliminado esas tildes mal empleadas. Pero me esfuerzo y lo hago. ¿Por qué? Porque quienes nos dedicamos a comunicar debemos dar ejemplo y cualquier otra razón que pretendamos esgrimir no es más que una excusa facilona. Tengo incluso que reconocer que una parte importante de este blog, sin ir más lejos, contiene esas palabras incorrectamente tildadas, al haber sido escrita con anterioridad a toda esta modificación ortográfica por parte de la RAE. Debería corregirlo todo, pero como me supone un trabajo enorme, no lo hago. Excusas, lo sé.
Me resulta muy curioso escuchar a personas de la talla de Arturo Pérez-Reverte, un miembro de la RAE, decir que él no admite esos cambios y que seguirá escribiendo esas palabras como siempre las ha escrito. Un hombre de su talla intelectual, un escritor, un artista del uso de la lengua española se niega a escribirlas como deberían para estar bien escritas. Un hombre “progresista” que se niega al cambio, a sabiendas de las razones “racionales” de la RAE de la que él forma parte. Esta opinión la hago extensible a la mayoría de las personas que, teniendo suficientes conocimientos sobre nuestra ortografía, se resisten a escribir correctamente simplemente porque no les da la real gana. Si tan “progresistas” somos, si nos declaramos personas sin miedo a los cambios, ¿no deberíamos empezar a demostrarlo a través de la ortografía de nuestra preciosa lengua?
¿Y tú…? ¿Cómo escribes estas palabras? ¿Has cambiado tu manera de escribirlas o te resistes a ello? ¿Me cuentas tus razones?
Muy acertado el recordatorio y preciosas las fotografías. Saludos Laura.
Gracias Esther. 🙂
Pues yo intento no escribirlas pero más de una vez se me cuelan y debo volver atrás a cambiarlas. Si cuando tengo una duda acudo a la RAE para escribir correctamente, qué menos que adaptarme a los cambios que propongan.
A todos nos pasa, Cristina, pero hay que estar con los ojos muy abiertos.
🙂
Pues, si te digo la verdad, las estoy escribiendo sin tilde, pero me cuesta, me cuesta mucho, me cuesta volver atrás y darme cuenta de que están mal y volverlas bien. Porque, como bien dices, el cambio es difícil, después de 40 años haciendo una cosa ¿ahora me dices que estaba mal? Yo sigo viendo que, aunque el contexto nos haga distinguir perfectamente un “solo” de otro, la tilde nos lo aclaraba mejor. Porque al final, entonces, para qué sirven las tildes? Ya sabemos cómo se pronuncian las palabras, no las pongamos. Hay lenguas que no las llevan y se entienden. No sé. No estoy realmente convencida. Pero bueno, solo estoy pensando. Besitos, preciosa y gracias por tus aclaraciones.
Las tildes dan la pronunciación de las palabras, Patri. Por eso la ortografía actual es la correcta. No hay posible confusión al escribir esas palabras, la verdad, no sé por qué en su momento nos vendieron esa moto. Porque mira que insistían en el cole cómo debían escribirse, ¿verdad? Nos costará un poquito, pero verás que será pan comido.
Está bien que reflexionemos y pensemos. Ojalá lo hiciera más gente.
Muacccccccccccccc