Me encanta la batata y, según los últimos estudios sobre nutrición (y diabetes), deberíamos comerla más que la papa. Ya hablaremos en otra ocasión de las razones por las que la batata tiene tanto potencial nutritivo. Hoy toca compartir una receta que en casa nos ha encantado, sobre todo, porque es un pastel sin base de masa, por lo que tiene menos calorías, es más sencillo y más rápido de hacer. Si con todas estas virtudes no te he convencido, echa un vistacillo y luego me cuentas.
Para hacer este pastel me decanté por una de mis batatas preferidas: la amarilla. Bueno, lo cierto es que es más bien anaranjada, pero se le llama batata amarilla. Es dulce, suave, muy aromática y cremosa al paladar. Tengo más recetas con este maravilloso tubérculo, como mi famoso pollo al larí-ló (si quieres verlo, pincha aquí).
Corté la batata en ruedas finas con una mandolina y forré con ella, y concienzudamente, un molde de cristal refractario, de modo que sirviera de soporte del relleno. Puedes ver en la foto superior las distintas capas intercaladas de las láminas de batata. El relleno es muy sencillo: un manojo grande de espinacas frescas, cebolla, chile rojo, nueces, queso crema y queso roquefort, así como un poquito de leche para suavizar el conjunto. ¿Que no te gusta el queso roquefort? Le pones algún otro que te guste y sea fuerte de sabor. ¿Que tienes acelgas en la nevera en vez de espinacas? ¡Pues acelgas! Adáptalo a tu gusto o a lo que tengas en tu despensa.
Es como una especie de nido, ¿verdad?
Pastel de batata, queso y espinacas (¡¡¡sin masa!!!)
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] INGREDIENTES (2-3 personas y molde rectangular de 7x14cm):
- una batata amarilla de 500g
- un manojo grande de espinacas frescas
- 1 cebolla
- 2 cucharadas de queso crema
- 50 g de queso roquefort
- 75 ml de leche
- 1 huevo entero y la clara de otro
- 8 rodajitas finas de chile rojo
- 6 nueces
- sal marina gruesa
- pimienta negra molida
- aceite de oliva virgen extra
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] ELABORACIÓN:
1º) Pela la batata y córtala con una mandolina en finas rodajas. Salpimienta ligeramente y forra el molde con las láminas de batata, procurando que todas queden solapadas y el relleno no pueda colarse por ningún huequecillo. Es mejor empezar por el fondo del molde e ir subiendo hasta cubrirlo completamente.
2º) Lava las espinacas, corta un poco los tallos y cocínalas 30 segundos en el microondas. No se trata de guisarlas, sino de que reduzcan un poco de tamaño.
3º) Dora y pocha la cebolla con una gotita de aceite.
4º) En un bol mediano, bate el huevo y la clara, añade el queso roquefort en trocitos, el queso crema y la leche. Mezcla lo mejor que puedas e incorpora las espinacas, la cebolla, las ruedecitas de chile rojo y las nueces en trozos. Salpimienta a tu gusto y vierte la mezcla dentro del nido de batata amarilla.
5º) Hornea durante 20 minutos a 180ºC y 10 minutos más con el ventilador para dorar ligeramente la batata y la superficie del relleno.
6º) Saca del horno y deja reposar unos 10 minutos antes de comer.
No, no está bueno… ¡Está buenísimo!
El relleno, al llevar bastante queso, es cremoso y se funde. No es el clásico relleno sólido y durito de las quiches, pero es suficientemente espeso para no salirse o resbalarse del nido de batata. Si lo dejas enfriar, evidentemente se hace más consistente, pero también pierde su leitmotiv. Ya sabes, mejor calentito o tibio que frío…
¡Qué rico! Me parece una idea excelente.
¡Gracias Minnie! Lo tenía en mi punto de mira desde hace bastante tiempo, pero no sé por qué últimamente me busco muchas excusas para no hacer cosillas que me gustan mucho. 😉
Besitos
Qué bueno Laura, debe estar riquísimo recién salido del horno….
Besos
Si lo dejas enfriar un poquito (el queso sale hirviendo), está delicioso. Tan cremoso…
Gracias Ana.
Ummmmm yo también adoro el boniato y esta tartira rica la guardo 😉
Besitos
Es que el boniato o batata es una golosina casi, ¿verdad, Carmen?
Un beso
uuuffff….este lo guardo en mis favoritos!!!!!mmmmmmla batata me encanta de todos los modos..pero como base de pastel no se me habia ocurrido….y ademas se puede variar el interior al gusto o a las “sobrillas” de la nevera…ME ENCANTA!!!
Exactamente, Iván. Puedes hacer lo que te venga en gana con el relleno. Hacerlo más sencillo o más sofisticado, de sobras o con productos de temporada.
Muaccccccccccccccc
Se ve de rechupete!! Ummmm!! Besitos
¡Estaba de rechupete!
Muacccccccccccc
Que buena pinta. No sé si por aquí encontraré batata, yo no la he visto nunca en fruterías.
Besos.
¿No hay batata en tu zona? ¿Boniatos? ¿Seguro? ¿Y en el mercado?
Besossssssssssss
Me encanta este pastel!
Mirando la foto no conseguía saber qué tipo de masa llevaba, hasta que he leído la receta. Me encanta la batata, es diferente al boniato, recuerdo cuando vivía en Lanzarote que la vendían frita en bolsitas como las patatas de aperitivo.
Probaré a hacerlo con boniato.
Besos!
Ayyyyyyy, Carmen, qué rica la batata frita como si fueran chips. Son mi perdición. Tengo que resistirme para no hacerlas y menos comerlas que no me lo puedo permitir ( 🙁 ).
Efectivamente, el pastel no lleva masa. El soporte es la propia batata que se asa y endulza maravillosamente al tiempo que cuaja su relleno. Tienes que probarla si te gusta la batata. Entiendo que los boniatos no son exactamente lo mismo que esta batata amarilla, dulce y aromática, pero, chica, menos da una piedra.
Besitosssssssssssssssss
Menudo platazo!! Tengo que averiguar si mi madre puede comerlo y se lo hago este fin de semana (da la casualidad que hoy comemos entrecot con salsa de roquefort y me ha sobrado un buen trozo)
Un besito guapísima.
¿Qué es lo que no puede comer tu madre, Déborah? La salsa de soja que yo uso es muy bajita en sal, pero, evidentemente, tiene sal. Eso sí, es sabroso a tope.
Besitosssssssssssss