¿Eres un amante del limón? Si la respuesta es afirmativa, este dulce debe formar parte de tu recetario. No está bueno, no. ¡Está superbueno! Hazme caso y hazlo, porque es de esos dulcitos que no puedes dejar de comer y son deliciosos por la mañana, por la tarde y por la noche; con un té, con un café o con una horchata muy fría; el primer día, recién hecho, o el tercero, si es que consigues que dure tanto (yo no lo he logrado). Yo que no soy lo que se dice golosa, considero que es uno de esos bollos que me resultan muy agradables de comer, con ese aroma tan intenso a limón y ese sabor cítrico tan delicado y refrescante.
En lo que a mí respecta, soy una loca del limón. Todo lo que lleva limón (o lima) me apasiona, porque siento debilidad por los sabores cítricos. El aroma a limón me resulta muy estimulante y embriagador, así que, cuando mi casa huele a esta fruta divina, me siento muy feliz. Me invaden las ganas de descorrer cortinas, abrir ventanas, sacudir alfombras, poner sábanas blancas… Tranquilo, no me he vuelto de la cofradía de la limpieza. Solo me entran ganas, pero tengo una enorme capacidad de autocontrol.
Tengo que reconocer que he hecho esta golosina varias veces y mea culpa… Seguiré haciéndola muchas veces más. Es muy fácil de hacer, lleva muy poquitos ingredientes y no conozco a nadie a quien no le guste. Además, no creo que sea un bollito excesivamente calórico en comparación con la mayoría de los que pululan por ahí.
La primera vez que lo vi en internet fue con la canela como sabor principal y sí, también lo hice, aunque no con la forma de un “pull-apart” (pan laminado o con rebanadas separadas), sino algo más parecido a esos típicos bollitos suecos que vemos durante la Navidad. Y a mí me gusta mucho la canela y aún más su aroma. Luego, volví a recordar este dulce al verlo en el libro “Repostería, estilismo y fotografía” de Linda Lomelino. Si no conoces ese libro y te gusta el estilismo en repostería, te lo aconsejo porque es una lindura. Sin embargo, tengo que decir que las recetas, desde mi punto de vista, dejan bastante que desear. No sé si es debido a la traducción, a erratas casuales en cuanto a ingredientes o a errores deliberados. No lo sé. Lo que sí sé es que olvidar los huevos en recetas como esta (u otras) me parecen desaciertos graves en un libro cuyo título comienza por “Repostería…“
Sea como fuere, vi la foto del “pull-apart cinnamon bread…” y quedé encandilada. A los pocos días, volví a verlo en Pinterest, esta vez de limón y ya no pude contenerme. Lo hice siguiendo la receta de Ana de Hecho en la Proprieté y fue un éxito. Lo preparé de limón y creí que quizás le iría muy bien el cardamomo para matizar el cítrico del limón, así que volví a prepararlo corrigiendo algunas cosillas más de la receta inicial (algunas cantidades y algunos ingredientes). Acerté de pleno y hoy te lo traigo bien afinado, tal y como me ha gustado a mí. Tú, luego, puedes hacerlo como más te apetezca que para eso cada uno es dueño (y responsable) de sus actos y de su cocina.
Pan laminado de limón y cardamomo (“pull-apart lemon and cardamom bread“)
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] INGREDIENTES:
→ Para la masa del bollo:
- 390 g de harina de trigo normal
- 30 g de azúcar
- 7 g de levadura seca
- 1/2 cucharadita de sal
- 125 ml de leche tibia
- 2 huevos pequeños
- 60 g de mantequilla cortada en daditos
- 1 cucharada rasa de extracto de vainilla
- 1 cucharada de sésamo negro o de semillas de amapola si lo prefieres
→ Para el relleno:
- la ralladura de 3 limones
- 10 vainas de cardamomo (saca las semillas y machácalas en el mortero)
- 4 cucharadas soperas de azúcar
- 40 g de mantequilla fundida
→ Para el glaseado:
- 1 y 1/2 cucharadas de zumo de limón
- 100 g de azúcar glass
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] ELABORACIÓN:
1º) Prepara la masa. Para ello, mezcla la harina, la levadura, el azúcar y la mantequilla hasta lograr una pasta grumosa. Añádele la leche tibia, el extracto de vainilla, las semillas de sésamo y la sal, mezclando todo bien. Incorpora un huevo y, cuando esté bien integrado, incorpora el otro. Amasa unos minutos y cuando tengas una masa pegajosa pero homogénea, haz una bola, colócala en un bol engrasado, tápala y déjala reposar hasta que doble su tamaño (entre 1,5 y 2 horas).
2º) Forma el laminado. Para conseguirlo, enharina ligeramente la superficie de trabajo y estira la masa formando un rectángulo de unos 20×30 cm (0,5 cm de grosor aproximadamente). Pinta con la mantequilla derretida toda la superficie, espolvorea con el azúcar, la ralladura de limón y el cardamomo. Corta tiras de 5 cm de ancho por el lado más largo y amontona las tiras: pon una tira sobre otra hasta que las tengas todas amontonadas. Entonces, corta cuadrados de 5 cm.
3º) Encamisa o forra un molde rectangular y apila los cuadrados de láminas amontonadas con la parte del corte hacia arriba. No las ordenes demasiado. Lo bonito es que queden un poco desparejadas al levar. Si puedes, separa un poco con los dedos las láminas de masa para que crezcan más dispares. Tapa con un plástico y deja levar hasta que crezca el doble de su tamaño. La apreciación es un poco a ojo y dependerá del molde que uses y de la temperatura exterior.
4º) Hornea a 175ºC durante unos 30-35 minutos. A mitad de la cocción, puedes colocar un papel de aluminio por encima para evitar que las láminas se doren demasiado. Saca del horno, saca del molde y deja que se enfríe casi por completo.
5º) Prepara el glaseado de limón. Mezcla el azúcar glass con el zumo de limón y bate muy bien para eliminar grumos. Ha de quedar una pasta muy espesa pero suave. Cuando el pan este frío, vierte el glaseado por encima formando hilillos que vayan en todas las direcciones. Deja que solidifique el glaseado antes de comer.
¿Te apetece un cachito?
A tener en cuenta:
- “Pull-apart” significa separado y, al trasladarlo al castellano y a este pan en concreto, queremos significar que se forman láminas que puedes separar sin tener que cortar. Esa es la especialidad de este bollo suave, esponjoso y delicioso.
- Puedes hacerlo de canela y azúcar, si te apetece más o de cualquier otro sabor. Yo siento devoción por el limón y el glaseado, también de limón, lo hace tan rico… Es realmente una golosina.
- El limón y el cardamomo, para mí, componen una combinación maravillosa. Si a ti no te gusta el cardamomo, usa otro ingrediente o deja que sea el limón la única estrella rutilante de este dulce.
Se ve riquísimo. Me encantan los sabores cítricos. Tengo que probarlo.
Me da mucha rabia esos libros que comentas con errores en las recetas. Muchas veces he oído quejas de libros de 3-4 euros, que los hay con errores, pero he leído libros baratísimos en los que las recetas salen perfectas. Cuando son libros de 25-30 euros ya me parece impresentable.
Feliz semana.
Me parece una exquisitez total Laura! Yo soy una adicta al limón y si le añades cardamomo ya es incontrolable :o) Además estas masas dulces son ligeras dentro de lo que cabe y su sabor es pura tentación…
¡Qué mala eres, tanta tentación un lunes!…
Besos y feliz semana,
Palmira
!que rico Laura, esto seguro que lo hago en algún momento! Y lindisimas tus fotos y esa mano que ya va siendo conocida….
Ver esas delicias a dieta es un suplicio pero todo andará. El limón me encanta y hace tiempo que quiero hacer un “pan laminado”, me la guardo en cuanto el horno se deje encender. Beso.
Increible, aspecto y muy apetecible, a ver si me animo.
Gracias.
Llumillum
Gracias Esther. Anímate que ya has visto qué facilón.
🙂
Podria hacerse con harina de espelta? Si fuese así que cantidades serian gracias.
Hola, Moni. No lo he hecho con espelta, pero, cuando la he introducido en otras preparaciones, las cantidades son las mismas.
Gracias por tu visita. Espero que pueda servirte.