Que siento debilidad por Juana Guindilla y su blog, La cocina de Babel, es una verdad divulgada a los cuatro vientos. Adoro a ese torbellino emocional y que revienta arte por todas sus costuras. Todo lo que hace está devorado por la pasión e impregnado de aromas que te arrancan cachitos de carne y te los devuelven más dulces. ¡Y picantes! Juana es todo o nada. Ella le escupe a las medias tintas, las ignora, las maldice. Ella quiere u odia, nace o muere, ríe o padece. La quieres así o le haces cruz y raya. Yo la quiero tal cual. Con sus arrebatos, sus risas y sus lágrimas. Es imposible no admirar a quien tanto pone en lo que hace, a quien te regala algo valioso de sí misma cada vez que se autorretrata, cada vez que fotografía alguna de sus comidas. Es una mujer valiente, una amazona moderna. Ella no crea con la razón, ella inspira y espira una obra de arte. Pero Juana aún no lo sabe. ¿Se lo decimos?
Juana y yo disfrutamos con comidas distintas. Yo casi podría hacer la fotosíntesis (palabras de Marc refiriéndose a nuestra forma de comer) y Juana enloquece por una hamburguesa. Dice, además, que una buena hamburguesa es la comida más linda para fotografiar. Yo discrepo. Lo siento, amiga. Para mí siempre serán más lindas una zanahoria o unas habas que una hamburguesa. No obstante, como me gustan esos retos y como de vez en cuando me encanta zamparme una buena hamburguesa, he decidido preparar una en su nombre y con su alias de guerra: “Guindilla“.
Es una hamburguesa con muchos contrastes; con grandes dosis de dulzor, de acidez y de picante. No es apta para tradicionalistas de la comida en general y de las hamburguesas en particular y no lo es por muchas razones: ni por cómo he preparado la propia carne, ni por la salsa picante de fresas, ni por la salsa de yogurt con eneldo. Es mi hamburguesa “guindilla“: un torbellino de sabores. He querido que incluso las fotos sean más de ese estilo que ahora parecen llamar “foodporn” y, aunque no es con el que yo más me identifico, es por una buena causa.
Hamburguesa “guindilla” con salsa picante de fresas
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] INGREDIENTES (para 2 superhamburguesas):
- 600 g de carne de ternera (yo me dejé aconsejar por el carnicero)
- 2 bollos de pan con sésamo para hamburguesas (búscalos grandes)
- 2 lonchas de queso cheddar
- 2 cucharadas soperas de cebolla caramelizada (casera, que estamos en tiempo de recolecta de cebollas)
- 2 hojas de lechuga (a mí me gusta la trocadero)
- 2 ruedas gruesas de tomate que no esté muy maduro
- 2 ruedas de cebolla morada (es bastante picantona la que yo usé)
- sal marina gruesa
- pimienta negra
- para la salsa de fresas: 12-15 fresas, 1 cucharada sopera de azúcar morena, 1 cucharada de zumo de limón, 1 cucharada sopera de salsa de chiles picantes (yo prefiero las salsas estilo asiáticas que las mexicanas)
- para la salsa de yogurt: 1 yogurt griego sin azúcar, 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra, 2 cucharadas de limón, sal marina fina, pimienta negra molida, 1 ramita de eneldo finamente picada
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] ELABORACIÓN:
1º) Salsa picante de fresas: coloca las fresas en una sartén pequeña, sin el pedúnculo y cortadas en mitades o cuartos. Cúbrelas con el azúcar, el zumo de limón y deja reposar unos 5 minutos. Calienta la sartén y haz la salsa de fresas, como si fuera una mermelada. Cuando haya evaporado el jugo de las fresas y se haya espesado la salsita, añade la cucharada de salsa de chiles picantes. Remueve bien para integrar y apaga el fuego. Deja enfriar, mejor en la nevera.
2º) Salsa de yogurt: mezcla el yogurt griego con el aceite, la sal fina, el zumo de limón, la pimienta y el eneldo. Emulsiona muy bien y reserva en la nevera.
3º) Prepara la hamburguesa: trocea la carne y ponla en la picadora junto con un pizco de sal gruesa y pimienta. Cuando esté casi picada a tu gusto, añade la cebolla caramelizada y 2 cucharadas de salsa de yogurt. Termina de picar. Haz cuatro bolas de carne (dos por hamburguesa). Coge cada bola de carne y ve aplastándola sin presionar excesivamente hasta que tenga forma de hamburguesa. Coloca encima de una de las bolas aplastadas la loncha de queso cheddar y tapa con la otra bola aplastada. Sella bien los bordes y unifica la forma. A mí me gusta que la hamburguesa resultante sea más gorda que grande, pero cada uno a su gusto. Cocínalas en una plancha muy caliente hasta que estén al punto que te gusta.
4º) Monta la hamburguesa: tuesta un poco el bollo de pan. Coloca la hoja de lechuga bien lavada y seca. Encima, la rueda de cebolla, la de tomate, la hamburguesa y las salsas de fresa y yogurt.
A tener en cuenta:
- Las hamburguesas caseras me gustan al punto (observa la última foto, la del corte). Si no son hamburguesas hechas completamente en casa, prefiero que la carne picada esté completamente hecha, porque la carne picada se llena de bacterias que considero deben ser eliminadas cocinándose la carne por completo.
- Como habrás visto, la carne va mezclada con cebolla caramelizada y un par de cucharadas de la salsa de yogurt. La textura de la carne cambia casi por competo: es tremedamente tierna y hasta el color es más claro. Había leído en varias publicaciones estadounidenses que introducen una cucharada de mahonesa en sus hamburguesas y me había resultado curioso. Yo reservo la mahonesa para determinadas cosas, pero para la hamburguesa “guindilla” me apetecía más un toque ácido que contrastase con el dulzor de la cebolla caramelizada y el salado del cheddar. No me equivoqué.
- La salsa picante de fresas es una delicia que puede valer para muchas otras cosas, no solo hamburguesas. Va muy bien con carnes de ternera, pollo y cerdo, con empanadillas tipo asiáticas, rollitos, etc. Puedes hacer más cantidad y guardarla bien en un tarro de cristal, en la nevera.
- La salsa de yogurt y eneldo puedes guardarla dos o tres días en la nevera. Va muy bien con pollo, pescado y ensaladas de toda clase.
- Esta hamburguesa es una comida contundente. No abuses de esta clase de platos y mi opinión es que no es adecuada para cenar, salvo que vayas a trasnochar.
- Es una hamburguesa muy sabrosa y con mucho contraste: dulce, picante, ácido. A mí me apasionan esos contrastes, pero sé que la mayoría de la gente tiene el umbral del picante, por ejemplo, muy bajito y a muchísima gente le sorprende la primera vez que prueba un plato con esa amalgama de sabores. Sin embargo, si eres de los atrevidos, de los aventureros culinarios, de los valientes que no se arrugan al probar cosas distintas, de los que no quieren medias tintas, como Juana Guindilla, esta hamburguesa va a encantarte.
Buenooooo, yo como la Juana, adoro las hamburguesas, eso sí, caseras mejor que mejor.
La has definido perfectamente, es todo eso y seguro que mucho más, siempre sorprende de manera positiva y me encanta ella y su blog, fiel reflejo de su autora,.
La hamburguesa y sus acompañantes tienen una pinta estupenda, ya sabes lo que a mi me sobra, pero nada que no remedie yo sobre la marcha!!
Las fotos preciosas, desde luego que dan ganas de hincarles el diente virtual!!!
Besotesss
¡Que original! Me llaman la atención las salsas, especialmente la de fresas. Probaré.
Feliz día.
Por fin!!!!! esta semana fue un poco loca y a penas tuve tiempo de nada…pero como podía dejar de venir y decirte lo muchiiiisimo que te aprecio, Laura????? como?????
Sin duda conocerte es uno de los regalos más bonitos que he recibido a nivel de amistades… no es fácil encontrar personas llanas, sinceras y que te acepten con todos tus defectos. Ya sabes que a pesar de todo lo rebelde y guerrera que soy..eso a veces me hace sufrir, Así que contar contigo es mucho más de lo que jamás podrás imaginar..Muchísimo más, Laura!
Y si, tú eres casi como un pequeño gusano en tu alimentación y yo soy una pequeña caníbal …Pero en medio encontramos esos puntos sabrosos y bellos que nos unen, verdad??? 🙂 Esta hamburguesa es bella, sabrosa y lo mejor es que espero que un dia podamos cocinarla juntas y reír, reír mucho, hablar y achucharnos… Ya sabes que para mi es imprescindible tocar a los que aprecio…No descansaré hasta que lo consiga, Laura!!! y sabes que yo no me rindo fácilmente 😉
Gracias Laura…Me hiciste llorar al leerte y eso nunca lo podré olvidar <3
Juana, Juana… Somos bobitas las dos. Unas lloronas sin causa. No sé si con efecto… Yo lo tengo claro también: algún día la liaremos parda en la cocina, aunque también me vale sacar una barbacoa al aire libre, pan, queso, aceitunas, muchas cervecitas muy frías y una sombrilla para mí. 😉 Por lo menos nos cortaríamos menos los dedos con las risas.
Espero que hayas pasado una magnífica celebración de fin de curso. ¿Sacaste fotos?
Muchos besitos, Juana. Feliz fin de semana (liberada ya del curso, ehhh)
Realmente creo que has descrito a Juana tal como yo también la percibo. Explosión de sentimientos y arrasadora en pensamientos, fotografías y con todo lo que se le ponga por delante. Mujer valiente como pocas. Y como dices no tiene medias tintas, o la quieres a rabiar o los demás se pierden algo muy bueno
Discrepo en que una hamburgesa no sea fotogénica. Tu lo has hecho.
Besos
Las personas sin ambigüedades son así: francas y transparentes, límpidas. Para lo bueno y para lo malo. Yo prefiero a las personas así. Las ves venir. No tienen dobleces.
Me alegra que te haya gustado la hamburguesa guindilla. 🙂
Besitos, Manu.