El enfoque es, desde mi punto de vista, uno de los grandes temas de la fotografía de alimentos. Para hacer bien cualquier tipo de fotografía se requiere acertar con el punto de enfoque, pero, cuando se trata de una escena culinaria, el enfoque es esencial.
En este artículo no hablaremos de la mecánica del enfoque, ni del enfoque automático vs. el enfoque manual; ni siquiera sobre la profundidad de campo. Doy por sentado que conoces tu cámara y que sabes cuándo usar el enfoque automático y el manual, así como que sabes ajustarla para lograr la profundidad de campo que quieres para cada foto. Nos centraremos en saber discernir qué punto concreto de la escena culinaria queremos resaltar.
Imaginemos el retrato de una persona. Si utilizamos una apertura de diafragma pequeña, podemos lograr que todo el sujeto esté perfectamente enfocado, mientras que si utilizamos un número f pequeño (apertura de diafragma grande), tendremos que decidir qué parte de la cara del sujeto fotografiado será el principal punto de interés y al que se dirigirán las miradas. En estos casos de retratos, normalmente elegimos enfocar los ojos. ¿Por qué? Pues porque hay una especie de consenso sobre qué es lo más importante de la cara de una persona. Nos atraen unos ojos brillantes y muy nítidos. Generalmente estamos de acuerdo en esta premisa, aunque haya ocasiones en las que deseemos centrar la atención en otras partes del cuerpo o de la cara.
[icons size=’fa-1x’ custom_size=» icon=’fa-bookmark’ type=’normal’ position=’left’ border=’no’ border_color=» icon_color=’#8a7a28′ background_color=» margin=» icon_animation=» icon_animation_delay=» link=» target=’_self’] Cuando fotografiamos una escena culinaria, no existe la certeza sobre cuál debería ser su punto de interés y el lugar al que deberíamos enfocar. Simplemente no existe un punto de enfoque único y decisivo. Es cada fotógrafo quien decide qué quiere que mire el observador, hacia dónde queremos arrastrar o condensar su mirada.
Pongamos unos ejemplo visual para comprender este dilema de la fotografía gastronómica. Fíjate cómo puede variar la historia que contamos y cómo se puede dar protagonismo a lo que tú quieres con solo variar el punto enfocado. El señor pulpo ilustrará este dilema en el que nos tocará decidir qué es lo importante de nuestra foto.
Pulpo cocido y cuchillo canario, artesanía de las Islas Canarias en general y de Gran Canaria en particular, donde se produce en mayor medida.
En las fotos anteriores, se aprecia que hemos enfocado puntos diferentes. En la primera, hemos enfocado el pulpo y en la segunda, parte del mango del cuchillo. ¿El punto de interés es el mismo en ambas fotos? Está claro que no lo es, pero, entonces, ¿por qué he en la primera foto enfoqué al señor pulpo y en la segunda, el mango del cuchillo? Porque así lo decidí. Pero, ¿por qué? ¿Habría alguna razón para este cambio del punto de interés? Por supuesto. En la primera foto, el protagonista es el pulpo cocido. Está claro que puedo emplear esa foto en una receta con pulpo. ¿Y en la segunda foto? En esa fotografía, probablemente tenga más intención de hablar del cuchillo que del señor pulpo. Podría incluso ser una foto publicitaria o de producto.
[icons size=’fa-1x’ custom_size=» icon=’fa-bookmark’ type=’normal’ position=’left’ border=’no’ border_color=» icon_color=’#8a7a28′ background_color=» margin=» icon_animation=» icon_animation_delay=» link=» target=’_self’] Fíjate cómo con los mismo elementos fotografiados en ambas fotos, la historia que contamos es completamente distinta simplemente cambiando el punto de interés, que resaltamos con una modificación del punto de enfoque.
Si te estás preguntando, cuál es la foto correcta, te anticipo que ninguna y las dos. Decidir dónde colocamos el punto de enfoque depende exclusivamente del fotógrafo, de ti mismo. Por ello, antes de hacer una foto has de plantearte qué quieres mostrar, qué historia quieres contar y hacia dónde quieres que miren quienes observen tu foto. Cuando hayas decidido esas cuestiones, hay otros aspectos a tener en cuenta a la hora de enfocar, como, por ejemplo, intentar que ese punto de enfoque coincida con uno de los puntos de intersección de la regla de los tercios o que esté visualmente más cercano al espectador para que no se sienta incómodo al observar. Recuerda que las reglas para la composición equilibrada y armoniosa de una fotografía nos ayudan, pero no son inamovibles, pues el fotógrafo siempre debe ser quien mande y decida lo que quiere plasmar en su instantánea.
La decisión de dónde situar el punto de enfoque es más complicada y debe reflexionarse más en los casos en que nos decantemos por una apertura de diafragma grande y una profundidad de campo pequeña. Así, en las fotos expuestas justo encima de estas líneas se aprecia que en la de la derecha, el punto de enfoque está localizado en el mango del cuchillo, dejando en un plano más alejado y difuso al señor pulpo. En la imagen de la izquierda, no obstante, la elección de qué enfocar fue más sencilla: quería mostrarlo todo con nitidez, por lo que empleé una apertura de diafragma más pequeña y una profundidad de campo bastante grande. En la primera foto, quiero que veas el pulpo y lo que voy a hacer con él (por eso enseño claramente el cuchillo) y en la segunda, mi intención es que te recrees con el precioso mango del cuchillo canario, sus formas, su suavidad, sus colores…
[icons size=’fa-lg’ custom_size=» icon=’fa-hand-o-right’ type=’normal’ position=’left’ border=’no’ border_color=» icon_color=’#8f7e27′ background_color=» margin=» icon_animation=» icon_animation_delay=» link=» target=’_self’] Entonces, ¿cómo saber qué se debe enfocar en cada momento?
1. Piensa qué quieres mostrar al espectador o cuál es la historia que deseas contar.
2. Cuando hayas montado tu escena culinaria, intenta tener en cuenta las reglas de composición básicas, aunque sin que ellas limiten tu imaginación e innovación. Piensa, no obstante, en que el espectador debe sentirse cómodo al visualizar tu foto.
3. Si es necesario, adapta tu escena culinaria o parte de ella al punto donde quieres enfocar. Puedes incluso mover o recolocar algún elemento o alimento de modo que atraiga más la mirada por el lugar que ocupe.
4. Intenta usar la función Live View de tu cámara, de modo que puedas ver mejor tus enfoques e incluso ampliar una zona para apreciarlos mejor. Conectar la cámara a un ordenador, mediante cable USB y un software compatible, resta espontaneidad a tus disparos, pero, a cambio, te garantiza más fotos enfocadas a tu gusto.
5. Si puedes, usa el enfoque manual y así controlarás mejor el enfoque que hayas decidido. Entiendo que tardamos más, pero el enfoque será mucho más acertado.
6. Haz varias fotos y míralas bien en el ordenador antes de dar por concluida tu sesión con esa escena culinaria. Todo se ve mejor en una pantalla más grande que la de la cámara.
7. Practica con el enfoque de tu cámara, también con el manual y repasa todo lo concerniente a la profundidad de campo.
Gracias por el artículo. Si puedo, probaré el fin de semana con algunas frutas o algo básico para hacer pruebas.
¡Un abrazo!
¿Has probado este finde? Yo creo que ha sido uno de mis mejores artículos en lo que a fotografía gastronómica se refiere. Mucha gente me pregunta cómo se logra que un plato de comida sea tan atractivo y creo que, en muchos caso, depende justo del punto de enfoque. Espero que te haya servido.
Besitossssssssssssss
Gracias por estos consejos Laura. Es algo que sigo practicando e intento mejorar pero tengo faena por delante, Dices algo muy importante para mi que es el hecho de sentirse cómodo como espectador con la foto. Hace unos meses, leyendo una revista de cocina italiana de las elegantes con contenido. Estaba molesta con algunos artículos pero no sabía el porque. Hace unos días, abrí la revista para mirar una receta y lo pillé: todas las fotos estaban completamente desenfocadas y el conjunto me parecía como borroso… Me sorprende que una revista así las haya publicado porque es inhabitual. eso si en los números de abril y mayo nada de desenfoques jejeje
Besos y gracias por compartir !
Me alegra que te haya gustado y, sobre todo, te pueda servir.
Yo reconozco que me encantan los desenfoques, pero hay que estar muy habituada para no marearse. Eso es una verdad total. No tienen por qué gustarte y no es raro, ni tienes que obligarte a ello. Las fotos gustan o no, como cualquier forma de arte. Lo que sí se debe tener en cuenta es que, si enfocas tus fotos a los demás, debes encontrar un contrapunto que haga sentirse cómodo al espectador.
Hay modas en cuanto a fotos y hay veces en que parece que todas son semejantes. Mi opinión es que está bien probar cosas nuevas y, sobre todo, si estás en este mundillo, aprender a hacerlas; pero no tienen por qué ser un objetivo en sí mismo.
Eso sí: desde mi punto de vista, sin controlamos el lugar perfecto donde enfocar cada una de nuestras fotos de alimentos habremos dado un paso gigante para conseguir que luzcan tan atractivas como queremos mostrar.
Besitos para ti, Palmira.
Muy interesante, como siempre. Pero… ¿y si el punto de enfoque se coloca donde a él le da la gana? ¿a que crees que se debe?… jajaja ¡es broma! aunque te aseguro que a mi me pasa. Tengo configurada la cámara con enfoque en un punto, en modo manual, aunque el enfoque sí que es automático, y de todas formas, en alguna ocasión, yo estoy segura de haber apuntado a donde está el punto rojo y el resultado es que el enfoque está en otro lado.
Pero, como cada vez domestico un poco más a mi cámara, ella responde portándose cada vez mejor. Gracias por las enseñanzas,
Me hablas de la diferencia entre el autofocus (enfoque automático) y el enfoque manual. Cuando tienes ajustado el enfoque automático combinado con algún modo de zona AF automática o dinámica y, por ello, es la propia cámara la que elige qué enfocar en función del contraste u otros factores. Entra en tus ajustes y reconfigura. Cambia a modo de zona AF de punto único. Verás cómo ya empiezas a poder controlar el autofoco. A veces no se trata de un ajuste concreto, sino de una combinación de dos, por eso se nos puede resistir.
Ya me cuentas si te funciona.
Besitos
Fabuloso el artículo!! Muchas gracias, guapa!! Lo aplicaré a mis fotos seguro!! Besitos
Gracias a ti, Patricia. Si notas que cambias el chip en alguna cosa y te funciona, cuéntame.
Muacccccccccccc
Buenas tardes preciosa.
Me ha encantado el artículo teniendo en cuenta que no se nada de fotografía.
Lo que sí es cierto es que me voy a tener que apuntar a algún curso o mirar algo por ahí, si con la cara vieja ya era una manazas, con la nueva que me han regalado, ya ni te cuento.
Te prometo que me esfuerzo pero hay veces que hacemos las cosas rápidas y lo empastramos.
Ha habido recetas o fotos para algunos de rys retos que han ido a la papelera.
Una cosa si es cierta, la fotografía engancha y voy a aprovechar mis vacaciones para ir mejorando.
Muchas gracias. Besos
En tu comentario, Mercedes, tocas muchos temas; desde el enganche que produce la fotografía, la necesidad de aprender para dominar la cámara, el esfuerzo que requiere el aprendizaje hasta el asuntillo de ir con prisas en cualquier cosa…
Efectivamente, si logras ir mejorando poco a poco en el uso de la cámara, empiezas a querer saber más y luego más y más. ¡Engancha completamente! Justamente el mayor problema está en el esfuerzo y el tiempo que se requiere para aprender a domar la cámara. Como todo en esta vida, para aprender a usar nuestras cámaras se exige un esfuerzo y, evidentemente, emplear un tiempo valioso del que a veces carecemos. Es inevitable.
Si no invertimos tiempo y esfuerzo en aprender/estudiar, el uso de una cámara, especialmente una réflex, se nos hará complicado y frustrante. Es la razón por la que siempre insisto en que no en cualquier caso hay que tener una réflex, aún a riesgo de parecer pesada. Puede frustrar mucho si no dedicamos algún tiempo a conocerla.
También destaco lo que comentas sobre las prisas… Nunca son buenas consejeras. Todo lo que hacemos con prisas y «por obligación», sale torcido. Usemos la cámara solo cuando tengamos una predisposición y alegría. Si nos ponemos con ella cuando tenemos un mal día, los resultados serán amargos. Sé que parece contradictorio, dedicarle tiempo y no usarla si no nos sentimos con ganas, pero la fotografía como hobby debería ser un juego y no un deber.
Gracias a ti, Mercedes. Besitos.