Una de las características más destacables de la fotografía de comida es que se hace en color. Podemos ver paisajes, retratos e incluso macros en blanco y negro, pero cuando fotografiamos comida, el color se vuelve imprescindible.
Es evidente, pues, que el color es un elemento trascendental a la hora de realizar la composición de nuestras fotografías culinarias. Por un lado, es fundamental porque, como he reseñado en el punto anterior, la fotografía de alimentos se hace en color, pero, por otro lado, también lo es, porque el color debe saber situarse en un lugar secundario. Es decir, no debe usarse para apartar el foco de lo realmente importante: la comida.
En este sentido, debemos considerar el uso del color como una herramienta que nos ayuda a lograr composiciones más armónicas y, por ello, prestaremos especial atención a qué colores encajan mejor con todo el conjunto que pretendemos fotografiar.
El color como una herramienta para la composición fotográfica
Antes de ponernos a preparar la escena culinaria, deberíamos pararnos a analizar cómo queremos que esta sea:
- ¿Escena minimalista o compleja? Esto nos ayudará a decidir si vamos a emplear más o menos colores y cómo serán estos.
- ¿Qué tipo de escena pretendemos? Si nos decantamos por una escena sofisticada, no podemos emplear los mismo colores que si queremos recrear una rústica. ¿Por qué? Porque los colores ayudan a conformar los ambientes. Los blancos y negros casan mejor con ambientes elegantes y sofisticados, mientras que los colores cálidos (rojos, naranjas, amarillos…) se enmarcan en los rústicos e incluso de estética hogareña.
- ¿Cómo será el mood o ambiente de nuestra foto? A veces nos sentimos inclinados por escenas llenas de luz y tonalidades claras, pero, otras, preferimos escenas más oscuras, tenues, íntimas… De esta decisión, también dependerán los colores que vayamos a incorporar a nuestra composición.
Colour wheel o rueda del color
Pintores, diseñadores, estilistas, maquilladores, fotógrafos y muchos otros profesionales emplean de manera habitual la rueda del color. Esta nos indica los colores primarios, que son el rojo, el amarillo y el azul, es decir, aquellos de los que todos los demás están formados. Partiendo de la mezcla a partes iguales entre los primarios, encontramos los secundarios (el verde, el morado y el naranja) y añadiendo más primario al secundario, hallamos los terciarios.
Sin embargo, no vamos a profundizar en todos los colores del Pantone, sino en cómo se relacionan estos para lograr la armonía en nuestra fotografía gastronómica. Veamos algunos aspectos importantes del color en las fotos culinarias.
Contraste
Contraste implica diferencia entre dos elementos, en este caso, dos o más colores. A menudo se considera el contraste como algo un tanto negativo; sin embargo, el contraste aporta equilibrio cromático e incluso luminosidad. Para lograr dicho equilibrio y que nuestra fotografía resulte atractiva, tenemos que entender que los elementos más contrastados han de ser los principales (la comida), jamás los secundarios, como pueden ser la vajilla, los textiles, la cristalería…
El elemento principal es el que debemos destacar o contrastar.
Veamos cómo lograr contrastes en nuestras fotografías de manera racional y eficaz.
a) Mediante los colores complementarios.
Los complementarios son aquellos que en la rueda del color se encuentran en el lado opuesto de cada uno de los distintos colores. Miremos la rueda y analicemos los primarios, por ejemplo. El complementario del rojo es el verde (de mis combinaciones favoritas); del azul, el naranja y del amarillo, el morado. Hagamos el ejercicio de buscar cualquier color y su complementario.
b) Enfrentando colores cálidos y fríos.
Los rojos y amarillos son cálidos, mientras que los azules y verdes se consideran fríos. Si los ponemos juntos, fomentaremos el contraste.
c) Mediante la saturación de uno de los colores elegidos.
Cuando elegimos un rojo intenso, un azul llamativo o un verde muy pigmentado, estamos resaltando el objeto fotografiado y, en consecuencia, dándole protagonismo en la composición.
Colores análogos
Los análogos son aquellos que se encuentran a ambos lados del color que hayamos elegido. Pensemos en la rueda de color y veamos qué colores están uno al lado del otro. Por ejemplo, el azul y el verde son colores análogos, así como el azul y el morado o el rojo y el rosa.
Los colores análogos transmiten equilibrio y serenidad, así que cuando busquemos una escena discreta, pensemos en ellos.
Monocromía
La monocromía consiste en utilizar un solo color con sus distintas tonalidades más claras u oscuras. Cuando hacemos uso de este concepto, conferimos a nuestra fotografía ciertas dosis de elegancia y una apariencia suave, agradable y muy discreta.
Dentro de la monocromía se permite el empleo de los denominados colores neutros (blanco, negro y gris), siempre evitando el contraste excesivo.
¡Qué interesante! Confieso que no pienso en ello, al menos no conscientemente. Me guardo el enlace para repasarlo y practicar, porque la verdad es que son consejos que me vienen muy bien
Gracias por estas entradas.
Besos, feliz día.
Magnífico post Laura, como siempre, lo “rumiarè” una y otra vez hasta que me quedé claro.
Gracias por tu ayuda…un besito