Fueron días agotadores aquellos en los que íbamos y veníamos de una punta a la otra del país sin parar de trabajar. El sol quemaba nuestra piel, ya ajada por los años y la falta de descanso y el viento, el calor, el frío y la lluvia no cesaban de imponer sus condiciones. ¡Ahhh, la lluvia! Esa dura compañera de fatigas que nos calaba sin tregua y que hacía que el dolor se atrincherase en mis huesos, mordiendo a dentelladas y resistiéndose a abandonarlos. Esa pena se hizo mi amiga. O mi enemiga, aún no lo tengo claro. Lo único que sé es que llegó y nunca más me abandonó. Desde que nací hasta hace unos instantes.
¡Qué alivio tan desconocido! No alcanzo a recordar si alguna vez no he sentido. Nada. Nothing. Rien. Niente. Solo floto en una negra pero apaciguada oscuridad.
Relato corto original de Laube Leal. ©
Hola, me gusta todo lo que compartes y admiro tu buen gusto pero me gustaria que publicaras mas reposteria saludable, bizochos con frutas que no lleven tantos huevos, galletas sin mantequilla pues cuido el colesterol ya que soy una sra de 65 años, te agradezco de antemano tu atencion, y recibe mis saludos
Hola Beatriz, encantada de saludarte. Me alegra que te gusten mis contenidos y te agradezco que me indiques qué tipo de repostería te gusta. Yo no suelo hacer muchos dulces, la verdad, porque justamente es lo que menos se come en casa. No obstante, cuando haga, pensaré un poco más en dulcitos menos pecaminosos.
Un besito y, nuevamente, gracias por pararte a comentar. Siempre lo agradezco muchísimo.