¿Recuerdas la canción con la que terminaba la famosa serie “Verano Azul” y que cantaba el Dúo Dinámico? Yo era una niña y entristecí como la que más, pero lo cierto es que no entendía bien a qué venía tanta pena. Había algo más que a mí se me escapaba. Terminó la serie y me olvidé de esa sensación incómoda de incomprensión.
Muchos años después, estando de viaje en Menorca durante un mes de febrero, comprendí esa tristeza. También comprendí eso que llamaban “veraneo”. Se abrió el cielo y se hizo la luz. Vi esos escaparates y ventanales de locales pintados de blanco o tapados con papel y todo cobró significado. Me invadió una desolación y sentí un apretón en las entrañas. Eso era “el final del verano”. Se acababa el veraneo y todos volvían a sus rutinas en sus pueblos y ciudades del interior.
En mi tierra, Gran Canaria, el verano no termina o no lo hace tan drásticamente. Cuando llega septiembre, las playas no se quedan vacías y la arena no amanece mojada por la lluvia. Las hamacas no se guardan durante meses y el cielo no se vuelve gris. Los viandantes no caminan embutidos en abrigos y las ciudades no se adornan con paraguas. Todo sigue igual, como si nada hubiese pasado, salvo el cambio de estación en el calendario.
En Canarias, vivimos en una eterna primavera y las “cholas” de la playa jamás se llevan al trastero. Aquí no veraneamos, sino que salimos de viaje y, por supuesto, no sentimos “el final del verano”. Y sí… Seguimos disfrutando de las moras.
Relato corto original de Laube Leal.
Te recuerdo que el verano del Hemisferio Norte finalizará el próximo jueves 22 de septiembre a las 21:02 horas en Canarias, 22:02 en horario peninsular.
Es un privilegio que no se acabe el 22 de septiembre “nuestro verano” y digo nuestro verano, porque tal y como lo conocemos podemos decir que exceptuando algunos meses como diciembre,enero y febrero, el resto de los meses disfrutamos de buen tiempo.
Es verdad, no nos vamos de veraneo, nos vamos de viaje , jejjejej.
Qué gran suerte tenemos de vivir en Canarias.
¡¡Yo también vi esa serie!! La palabra veraneo ha quedado en desuso, al menos en mi ciudad. Ahora me pregunto si no habrá sido incorporada ocasionalmente por esa serie. ¡Qué maravilla de relato, Laura! Bs.
¡Que privilegiados somos!
Así es Laura, aunque el inicio del curso cuando éramos chicos y la vuelta al trabajo ahora que somos grandes, simulan bien el pesar del final del verano., La climatología si que se hace la loca.
Pues qué bien, eso es porque estáis en las islas afortunadas!!!!
Laura te entiendo perfectamente, Yo cuando estuve viviendo en Madrid, deseaba que llegara el verano (aunque luego lo odiara porque era insoportable). Aquí lo de los cambios de armario ni sabemos lo que es jeje. La verdad que uno no se da cuenta de la suerte de vivir aquí hasta que no está fuera. ¡Un besote!