Yo la miraba remover con la vieja cuchara dentro de aquel oscurecido cacharro de hojalata del que salían unos vapores dulzones que me hacían salivar. El ritmo era lento y sinuoso, pero persistente. Con una mano removía, mientras el dorso de la otra se apoyaba en la cintura. Debía dolerle, porque a veces la veía estirarse y retorcerse con movimientos bruscos al tiempo que la cara le cambiaba de expresión. Pero jamás la escuché quejarse. Quizás un suspiro o algún quejido sordo, como esos que hace la madera y que escuchamos solo en el silencio de la noche.
Cuando de repente cesaba de remover, apartaba el caldero del fuego y apagaba el fogón. Removía un poco más, ahora de manera más vigorosa, como si quisiera que se enfriase en cuestión de segundos. Entonces, se dirigía parsimoniosamente hacia la alacena donde guardaba esas hondillas de porcelana que aún mostraban su señorío a pesar de estar ajadas por el uso y el paso del tiempo. Ella continuaba sintiéndose orgullosa de su herencia familiar. Sonreía y me guiñaba un ojo, frotando cada uno de esos platillos hondos con un blanco y roído paño de algodón, como queriéndoles devolver el brillo de antaño. Los alejaba de su vista, mirándolos desde todos los ángulos, para asegurarse de que resplandecieran. Luego los disponía milimétricamente sobre la mesa y acercaba el cacharro de hojalata. Siempre era la misma ceremonia. Me encantaba mirarla y no perdía detalle. “Dos cucharones por hondilla, mi niña”, me decía y así hacía. Acercaba el frasquito de canela en polvo, algo moderno para su gusto, y espolvoreaba un pizco por encima de cada platillo. Ya estaba listo el arroz con leche más sabroso y amoroso del mundo. El de mi abuela.
Arroz con leche y chocolate
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] INGREDIENTES (5 tarritos de cristal de 150 ml cada uno, como los que ves en la foto)
- 200 g de arroz redondo (el arroz arborio le va fenomenal, por la gran cantidad de amilopectina que tiene su almidón)
- 1 l de leche de cabra entera (nada de leche desnatada, ¿estamos?)
- un pizco de sal marina gruesa
- una vaina de vainilla
- la piel de 1/2 naranja (solo la parte naranja, evitando toda la parte blanca que haría amargar nuestro arroz con leche)
- 75 g de azúcar panela*
- 75 g de chocolate negro sin azúcar (y alto porcentaje de cacao)
- 25 g de mantequilla sin sal
- unas ralladuras de chocolate y naranja para adornar a la hora de servir
[icon_list_item icon=’fa-long-arrow-right’ icon_type=’transparent’ icon_color=” icon_top_gradient_background_color=” icon_border_color=’undefined’ title=” title_color=” title_size=”] ELABORACIÓN:
1º) Lava ligeramente el arroz. Yo no lo lavé mucho para que no perdiera su almidón. Resérvalo.
2º) Calienta la leche y añade la pulpa de la vaina de vainilla, la propia vaina, la sal y la piel de la naranja. Cuando vaya a hervir, baja el fuego a 4 de 10 y añade el arroz. Remueve un poco y deja cocer durante unos 35 minutos. Remueve para evitar que el arroz se pegue al fondo. Cuando haya pasado el tiempo, confirma que el arroz está hecho y apaga el fuego. Debe estar muy hinchado al haber absorbido la leche, pero debe quedar leche (como si fuera un arroz caldoso). Si no quedase leche, calienta un poco y añádela. **
3º) Retira la vaina de vainilla y la piel de la naranja.
4º) Incorpora la mantequilla en daditos y el chocolate negro a cuadros. Remueve bien, en círculos y de abajo hacia arriba, de forma que todo el arroz se tiña de chocolate. Debe quedar una mezcla cremosa muy homogénea.
5º) Deja reposar unos 10 minutos para que el arroz termine de absorber la leche chocolateada.
6º) Vierte el arroz con leche y chocolate en los tarritos de cristal. Deja que se enfríen un poco antes de llevar a la nevera por un mínimo de 8-10 horas.
7º) Añade unas ralladuras de chocolate y naranja justo en el momento de servir.
A tener en cuenta:
- Llevaba meses obsesionada con hacer un arroz con leche y chocolate, pero hasta ahora no me había decidido. Habrás observado que he eliminado la canela y he preferido usar la vainilla que me gusta más en combinación con el chocolate. La corteza de naranja aporta un picorcillo ligero muy agradable que casa muy bien con el chocolate, al tiempo que la vainilla perfuma delicadamente la mezcla. Además, estaba empeñada en hacer un arroz con leche con un aire menos clásico y ha resultado un arroz con leche muy chic. ¡Me ha encantado!
- * Yo puse solo 75 g de azúcar, porque detesto que el arroz con leche esté demasiado dulce. Si tú eres más golosillo, añade más. El azúcar panela da un toque acaramelado a los dulces y personalmente me gusta más, además de que evito en la medida de lo posible el azúcar refinada.
- ** El grado de jugosidad del arroz con leche es un poco al gusto del consumidor. A mí siempre me ha gustado húmedo, jugoso y muy cremoso, pero no líquido. Piensa que una vez apagas el fuego, el arroz sigue absorbiendo la leche unos 10 minutos más, así que tenlo en cuenta por si tienes que añadir más leche, siempre caliente.
- Digan lo que digan, el arroz con leche mejora estando frío. Yo soy incapaz de comerlo caliente o tibio.
A mi abuela le apasionaba el arroz con leche, aunque tengo la impresión de que le gustaba más hacerlo. Creo que, al igual que las mermeladas caseras hechas sin aparatitos eléctricos, exige un rollo de ensimismamiento que se lleva mal con las prisas o el corre corre que a menudo llevamos todos encima. Mientras remueves, casi no puedes irte a hacer otra cosa, así que, si no estás dispuesto a ese rato de relax mientras va desprendiéndose el almidón del arroz y pasando a la leche, mejor que te lo prepare tu abuela o un buen amigo. Si te decides a hacerlo, ponte buena música y una copita de un vino que te encante. No dejes que nadie te corte el momento “arroz con leche”.
¿Te apetece una cucharadita de arroz con leche y chocolate…?
Oye, pues esto tiene que estar buenísimo!!
Ya te digo, Carlos. 🙂
Prometiste algo goloso y lo es, yo prometí pasarme y aquí me tienes. No soy amante del arroz con leche no te voy a mentir pero cuentas tan bien tu recuerdo que veo a tu abuela contigo los ojos brillantes, relamiendote esperando tu ración. Besos.
Eres un sol, tocaya mía. Si no te gusta el arroz con leche, pues tampoco creo que te vaya a encantar, eso es cierto, pero el chocolate no es moco de pavo en esta receta. 😉
Gracias por visitarme. Siempre me gusta tenerte por aquí.
Un achuchón.
¡Madre mía que bueno! Me apasiona la combinación chocolate-naranja, me encanta. Sabía bien lo que hacía, tu abuela. Mi abuela al arroz con leche normal le ponía virutas de chocolate por encima y tiras de piel de naranja confitadas.
¡¡Besos!! Feliz semana.
Uffff…¿ Y como es posible que a mi no me guste el arroz con leche? ¿Pues sabes que? Que éste, siendo con chocolate, lo voy a probar…..mmm!!!!
Pero qué rico Laura, aunque he de reconocer que yo me lo comería caliente o templado….quizás el hecho de estar en invierno también influye.
Me ha encantado la introducción, he viajado por unos momentos a la cocina de tu abuela 🙂
Muchos besos y buena semana!
Ummmm pero que rico tiene que estar este arroz con leche , es de los postres que mas hacia mi abuela. Así con chocolate lo tengo que probar.
Saludos
María Dolores, es el postre clásico de las abuelas. Es el POSTRE. Era lo que había y estaba buenísimo. Ahora tenemos cientos de opciones, pero nos sigue sabiendo un arroz con leche, ¿verdad?
Gracias por pasarte. Besitos
Esa imagen de las abuelas cocinando, qué buen recuerdo!…y este arroz con leche y chocolateeeee, me muero por probar, mira que ahora no es el mejor momento para ello, me salto “la vida sana” cuando tengo compromisos, que últimamente pasa poco (menos mal), pero me derrito ante el arroz con leche, bien cocinado y con extra de chocolate 😉
Besitos guapísima
Un arroz con leche si lo haces en ración pequeñita no tiene por qué ser muy calórico. Este tiene chocolate, es verdad, pero piensa que es chocolate sin azúcar y con alto porcentaje de cacao, así que te lo puedes permitir. ¡Y yo! jijijijiji
Besitos
Qué bonitos recuerdos!!
Adoro el arroz con leche en todas sus versiones,con chocolate la mejor.
Besos
A mí también me gusta mucho, Carmen. Pienso en arroz con leche y pienso en que el mejor y que más me sabía era el de mi abuela. ¡Qué rico estaba! Eso sí, este con chocolate merece que lo pruebes. Es delicioso.
Un beso
Unas fotos maravillosas y una entrada tierna, evocadora y muy, muy literaria. Gracias por ese regalo.
yo no soy muy amiga del arroz con leche, pero si hiciera un salto en el tiempo y tu abuela me sirviera uno en uno de eso cacitos ajados, me lo comería entero y además, seguro, me encantaría. Lo que se hace con amor, es amor.
Gracias Montse. Muy cierto: lo que se hace con amor es amor. Del bueno. Yo creo que son esos recuerdos los que se agarran al corazón y hacen que te gusten las cosas. En mi caso, el arroz con leche lleva esa carga emocional, así que es un clavo en mi pared.
Gracias mi niña por pasarte.
Muacccccccccccccccc
Que pintaaaaa hijamíaaaa, no lo he probado con chocolate, pero viendo esa última cucharada tan tentadora me han dado unas ganas tremendas!!
Yo también lo tomo bien frío, sea verano o invierno, total para el que estamos teniendo no?? Es como el helado, aunque haga frío siempre se me antoja!!
Que bonitos y entrañables son estos recuerdos, el que yo tengo más presente de mi abuela era haciendo el dulce de membrillo y se pasaba horas delante del fuego y parece que la veo llenando las escudillas y poniéndolas en la alacena y a todo el que llegaba le ofrecía una, eso sí tenía que devolver la visitar para devolver la escudilla, en esa época no había tuppers
jajaaa!!
Mi madre ha conservado esa tradición y tu de eso sabes algo verdad?
Un besote guapa!!!
jajajajajajajajaj Tu madre hace una jalea de membrillo deliciosa, Teresa. No sé si exagero, pero creo que es la mejor que he probado. Un sabor y un dulzor tan fino…
El arroz con leche parece que es ya un postre en desuso. Nos hemos aficionado a cosas distintas y me da que este postre tradicional nos parece poca cosa. Es una pena… Yo por eso he querido darle una vuelta de tuerca y creo que lo he conseguido. Rico, no. ¡Riquísimo!
Te puedes creer que nunca he hecho arroz con leche?? Nunca ha estado entre mis postres favoritos pero el año pasado probé en Colombia un arroz con leche condensada que me conquistó. Esta versión chocolateada seguro que también me encanta así que habrá que probarla.
Un besito mi niña!!
Es un arroz con leche muy especial. Es arroz con leche y, si no te gusta nada, no creo que vaya a cambiar tu gusto, pero, si te gusta pero no te mata, puede resultarte interesante. ¡Pruébalo!